De los abusos que comete dentro del Congreso del Estado, el morenista Feliciano Castro Meléndrez ya no saldrá airoso y mucho menos limpio, porque al lado se le acomodó el coordinador de la bancada del Partido Sinaloense, Gene René Bojórquez que lo vigila y lo observará en lo sucesivo. Este jueves lo paró en seco.
En la sesión solemne en la que se instaló el Parlamento Juvenil, lo acorraló y le atajó que ya basta de utilizar la tribuna legislativa para atacar a la Universidad Autónoma de Sinaloa y lo exhibió porque es cierto que al ex perredista le place señalar, criticar, acusar a “todo mundo”.
Es proclive a hablar tendenciosamente de todos los temas aunque no le incumban, pero se calló cuando le comenzaron a cuestionar sobre los cheques que se extraviaron en la Cámara local. Es más, hasta se pone nervioso el titular de la Junta de Coordinación Política cuando le aluden al respecto y eso hace presumir, que algo tiene qué ver en el asunto.
Hay voces que revelan con prudencia al interior de la sede legislativa, de que los documentos cobrables, los hicieron perdedizos a propósito.
Otros empleados son más realistas y afirman que se los robaron y que se trata de una trama en la que Feliciano Castro Meléndrez es cómplice directo. Y hasta puede tener responsabilidad si se investiga a fondo.
Por el momento, su adversario del PAS solicitó formalmente se indague sobre el oscuro caso.
Ello ocasionó que el jefe de los diputados de Morena, acicateara a Pedro Villegas Lobo para que se lanzara en contra del pasista, que cuenta con experiencia para el escándalo y el drama.
De todo tiene para gritar sin sentido, menos capacidad para ser legislador. Es otro de los beneficiarios de los procesos que causó Andrés Manuel López Obrador al arrasar en las votaciones para presidente de la República.
Llegó por accidente a la curul, porque la fuerza del ventarrón Lopezobradorista lo levantó como hojas de desecho que del árbol cayeron al suelo y los colocó en lo alto, donde no pensaron que estarán. Y donde saben, que no tienen por qué estar.
Lo positivo para el grupo parlamentario del Partido Sinaloense, es que mientras les manden a esta clase de individuos que es igual al diputado de Movimiento de Regeneración Nacional, José Manuel Luque, para que los ataquen, no les pasará algo negativo.
Al contrario, le hacen un favor porque loa gente no cree en ellos. Porque engañan y mienten.
El gobernador de Sinaloa, está solo.
En la mega marcha que productores sociales y privados del campo realizaron el miércoles y que causó el caos en carreteras y calles, otro de los legisladores que probó que es un cero a la izquierda, es Serapio Vargas Ramírez. Grosero como siempre se fue sobre los manifestantes a los que el gobernador Rubén Rocha Moya se regresó de la ciudad de México, donde cumplía con una agenda de trabajo, para atenderlos personalmente en la explanada de Palacio de Gobierno.
En el marco de una asamblea, el mandatario arribó para calmar los ánimos que se caldearon desde temprano en demanda de que se les consiga un precio de garantía de 7 mil pesos para la comercialización de la tonelada de maíz y de ocho mil para la de trigo.
El oriundo de Batequitas, Badiraguato, al carecer de operadores eficaces y diplomáticos, interrumpió su plan de trabajo en la capital del país a la que acudió a tocar puertas para lograr recursos financieros para resolver este problema y otros tantos que padece el estado.
Es cruda la realidad, pero se ve de cerca y de lejos que el Ejecutivo está solo. No hay quien tenga la estatura para gestionar y neutralizar estas movilizaciones que buscan justicia en los precios de los alimentos del agro.
Y que se repiten antes, durante y después de la cosecha de cada ciclo agrícola.
En los gobiernos, funcionarios del crimen.
El arresto que elementos de la Fiscalía General del Estado ejecutaron sobre el director de Planeación del Ayuntamiento de Choix, puso en alerta que no solamente el tejido social donde coinciden los segmentos más pobres de un lugar determinado tiene tendencia a la delincuencia.
En los aparatos de gobierno también hay delincuentes de “cuello blanco” y malvados de particular bajeza.
Los alcaldes en algunos casos, no cuidan la integración de sus administraciones para que ciudadanos de bien sean los que ocupen los puestos principales. El hecho de que el colaborador de la Comuna choicense, Carlos Alfredo Espinosa Sarmiento se erigiera como el autor intelectual del secuestro a mano armada de tres vecinos con la intención de intimidar y hacer un probable daño, muestra solo la punta del iceberg.
Ello se agrava cuando por intereses visibles, la alcaldesa Amalia Gastélum se “montó en su macho” y advirtió que no lo separará del puesto, porque coloca una serie de dudas en su comportamiento como el del defendido. Después, reculó y lo desconoció, a su pesar.
Como autoridad, evidentemente que incurrió en encubrimiento cuando dijo lo anterior y si se analiza, el acto deberá ser objeto de una minuciosa investigación que, a leguas, se aprecia que destapará más cosas viles.