Al gobernador Rubén Rocha Moya no hay quien lo proteja o le quite un golpe. El lunes pasado en su conferencia Semanera confirmó que los anillos de seguridad política no le operan o simplemente no existen porque sus funcionarios carecen de la capacidad real para construirlos. No hay a la fecha integrantes de un gabinete que a casi un año se su instalación, sean medianamente eficientes y en lo remoto, responsables incluso por casualidad.
La incursión a la explanada central de Palacio de Gobierno de un grupo de manifestantes escolares, de los que abundan, reafirmó ese día que el mandatario carece de una estructura humana que le brinde apoyo, que no sabe de política y que si no cobija a su jefe, menos será competente para utilizar las artes con las que podría lucirse al enfrentar los problemas en vez de evidenciar sus debilidades a consecuencia de que les rehúyen.
Alli de nuevo, el Oriundo de Batequitas, Badiraguato, exhibió que la Secretaria de Educación Pública y Cultura del Gobierno del Estado, no cuenta con los arrestos ni la seriedad que se requiere para entrar a la resolución de los múltiples conflictos que se libran en el área.
Una semana antes, la mostró tal y como es, por dormirse pese al peligro que implicó el arribo del ciclón “Kay”. Graciela Domínguez Nava subió el anuncio de la suspensión de clases cuando la comunidad escolar se encontraba en la calle. Y muchos en las aulas. No había manera de regresarse sin riesgos.
Metió al gobierno en un predicamento.
Y hace siete días no fue capaz de neutralizar la protesta que llegó al pie de la sede del Ejecutivo. Lo grave, es que dejó pasar el conflicto o ni siquiera se dio cuenta no obstante que preside una institución que rebasa los 18 mil trabajadores en sus cercanías, sin contar a los 50 mil que se comparten las dos secciones sindicales y mientras se hacen “bolas” en algunas oficinas porque no tienen qué hacer, no reparó en mandar operadores que neutralizaran la protesta.
Los protege al grado que solo pasan por el cheque en una de las escuelas que registra poca matrícula, pero que cuenta con 18 prefectos que gozan de la vida igual que ella, sin atajarle irrupciones Rubén Rocha Moya.
Y aunque no les gusta trabajar los sábados y domingos, no entendió la muchacha que son colaboradores del pueblo de tiempo completo.
Sin embargo, algo resultará de esa relación engañosa con el administrador de los bienes de la entidad, porque ya van dos y ello revela que hay algo que no cuadra, particularmente cuando en contra parte a la titular de SEPyC le encanta los fines de semana y también entre semana, presumir en las redes sociales o a través de selfie, suculentos platillos que le sirven y de los que goza en los restaurantes y fincas que visita.
El otro que es de todas sus confianzas y al que se le atribuyen todas las operaciones habidas y por haber, a la mejor se aprovechó de que le tendieran la mano y agarró también la pierna. Enrique Inzunza Cázarez, no le cubre ninguna de las mejías.
El Secretario General de Gobierno del Estado, quien por ley trae bajo su responsabilidad modelar el trato con los partidos políticos para mantener un clima de armonía y de acuerdos que aseguren la estabilidad y la gobernabilidad, tampoco cumple con esas disposiciones.
No hay registro de una sola reunión que dé fe que se sentó en una mesa de café siquiera con los líderes de los organismos políticos. Menos los recibirá en su oficina que declaro como de su propiedad.
A excepción de los que realiza fuera del municipio, cada martes el líder estatal de Movimiento Ciudadano, Sergio Torres Félix, no le falla un solo golpe al gobernador Rubén Rocha Moya.
Todas las baterías las enfoca a desdecir lo que un día antes, regularmente, sostiene, imponiéndose el principio de que “el que calla otorga”.
Y jamás se ha visto la mano del ex presidente del Supremo Tribunal de Justicia para la modelación en este caso.
Pero, es posible que existan otros elementos que nada tienen que ver con hacer política. Estos pueden ser la soberbia y la ira con la que se conduce el abogado que hoy es el segundo de a bordo entre los rochistas.
Más en vez de arreglar, desparpaja.
Asi no le ayuda al “Gober”, menos cuando lo invita a desayunar a lugares de venta de alimentos que ya no abren sus puertas al público.
A Judith Bernal hay que cuidarle las manos.
Entre el gremio de los comunicólogos no queda duda de que a Jhenny Judith Bernal Arellano, directora general del Instituto para la Protección de Personas Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas, habrá que cuidarle no los ojos sino las manos.
Ello, independientemente del presupuesto que le apruebe el Congreso del Estado, porque mucho antes de que se hablara formalmente de montos específicos la señorita se sirvió con la cuchara grande y se fijó 60 mil pesos de sueldo sin batallar.
Apartó para su uso, carros del año con chofer personal y otros privilegios que apenas se dan quienes pertenecen a las antiguas monarquías.
Ella busca salirse con la suya y le bajó muy poco a los 29 millones de pesos que pide para el ejercicio del 2023, lo que obliga a estar al tanto de cómo maneja los recursos, en una situación que por desgracia la primera impresión, como la suya, cuenta mucho.
Reafirma Uncoesin el apremio de ajustar Ley de Obras.
Héctor Leonel Angulo López en utilización de su derecho de réplica aclara a esta columna que su segundo apellido no es Bojórquez como se publicó el 12 de septiembre.
Como presidente de la Unión de Constructores de Obra Eléctrica de Sinaloa, afirmó que cabildean al interior del Congreso del Estado se ajuste la Ley de Obras Públicas del Estado para que los trabajos de electrificación se entreguen a los profesionales del ramo.
Porque es muy común que se pongan en manos éstos de otro tipo de empresas que se dedican a la subcontratación y ello demerita la calidad de los materiales que se usan y la eficiencia en las labores.
