En redes sociales circula a todo vapor el último tren del mame. Se denomina “formas de mantenerse humildes”. El trending (moda) consiste en pequeñas narraciones personales sobre anécdotas que recordamos para hacernos sentir humildes; sin importar el grado del éxito que tengamos, siempre existirá una historia en nuestras vidas que nos regrese a la tierra después de subirnos a los ladrillos del ego.
Jesús Estrada Ferreiro y Luis Guillermo Benítez están viviendo en carne propios historias de verdadera humildad. Ambos personajes presumían de una amistad con el presidente López Obrador. Desconozco si existe tal vínculo de amistad; sin embargo, la cercanía política de la pareja de personajes es real; está documentada. Los dos fueron figuras cercanas al presidente de México cuando pateaba el bote y pocos creían en su proyecto. Estrada Ferreiro fue el primer candidato a la gubernatura por MORENA. Era de los pocos que se atrevía a dar cobijo al tabasqueño cuando visitaba Culiacán. Del lado del Químico las cosas no son muy distintas: sin estar tan presente en los reflectores, existen testimonios que aseguran que el mazatleco era un patrocinador incansable al movimiento de López Obrador.
Cuando las aguas cambiaron de cauce, Estrada y Benítez recibieron en pago a su lealtad buenas posiciones. Los dos pudieron hacerse con las principales alcaldías de Sinaloa en dos ocasiones. A pesar de la llegada de miles de nuevos simpatizantes obradoristas a MORENA, los dos pudieron conseguir la reelección. Ambos se impusieron a través de la cercanía con el presidente. Los dos desdeñaron hacer política en lo local y pusieron en marcha la sabiduría de un antiguo refrán: Si uno está bien con Dios de nada sirven los angelitos.
La soberbia siempre es mala consejera. La humildad es una característica muy rara en la política; menos aún, cuando los políticos se creen sus propios discursos. Los exalcaldes defenestrados aseguraban que su crecimiento en política tenía que ver son sus dotes de liderazgo. Estaban seguros que el pueblo los apoyaba por sus enorme carismas e ideas avasalladoras. Tarde se dieron cuenta (si es que lo hicieron) que son simples mortales con miserias tan humanas como el que más y, para desgracia de ellos, sus miserias explotaron cuando no regresaron al piso desde las nubes donde ellos solos se subieron.
La historia está llena de Ícaros que volaron tan alto que quemaron sus alas aún en contra de los consejos sabios de su padre. La soberbia no acepta consejos. El Poder embriaga y la humildad es para los perdedores (según los poderosos). Los ex alcaldes deben de servir como moraleja de una fábula. Lo será para quien quiera aspirar a la sabiduría; sin embargo, en política los sabios son una especie perseguida. Para la enorme mayoría de los políticos, el ejemplo de los caídos será la poca habilidad que tuvieron en sus cargos y seguirán su vuelo rumbo al sol hasta quemar sus alas en un ciclo de nunca terminar.
El Poder Judicial es y será la gran fábrica de humildes. Jesús y Luis Guillermo tienen un gran peregrinar frente a ellos. El espejo de la humildad llegará en los rostros de jueces y abogados. Los siguientes meses serán un largo camino desde las nubes a las polvorientas sendas de los mortales.
Posiblemente, ninguno de los acusados tocará la cárcel, aún así, las semanas venideras no serán nada agradables para ellos. La vida ofrece segundas oportunidades. A ellos les llegará la suya. La decisión de regresar a la soberbia o aprender de sus errores con humildad es la disyuntiva que tendrán que superar. Los tribunales es un escollo menor frente al tribunal de sus propias personalidades.
¿Usted qué opina, amable lector? ¿Qué cosas son las que mantienen humildes a los políticos… o no hay tal cosa como la humildad en la vida de un político?