Con la intención de abarcar un mercado no explorado, Ricardo Martínez quien es originario de León, Guanajuato, decidió hace un año aproximadamente cambiar su lugar de residencia a la ciudad de Culiacán para continuar dedicándose a la sastrería, labor que hasta la fecha continúa ejerciendo con tanta pasión y perseverancia.
En una entrevista exclusiva para el Sol de Sinaloa, el experto en prendas de etiqueta recordó cómo fueron sus comienzos. Afirma que su primer taller lo logró emprender a la temprana edad de 21 años.
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Cuando era joven vivió en Culiacán y mucho tiempo después decidió regresar de la mano de su familia para instalar su propio negocio, el cual, él orgullosamente, sostiene que cuenta con más de 50 años de experiencia.
Cuando se habla de la sastrería, nos entendemos a qué se trata del peculiar arte de crear prendas de vestir de etiqueta exclusivamente para hombres, sin embargo, el caso de Ricardo es diferente, ya que también confecciona sastrería femenina, situación que hoy en día ha tenido más auge, puesto que anteriormente en las prendas de etiqueta de sastrería no se hacían para mujeres o eran muy pocas personas las que se arriesgaban a ese tipo de mercado. “La sastrería muchas veces es de generación, es transmitir los conocimientos, pero en lo personal yo no quería ser sastre”, comentó.
Cuando tenía 13 años él se dedicaba a la herrería, actividad que era de su agrado, sin embargo, como en muchos casos de éxito, la persona no se ve ejerciendo cierta labor y para Ricardo no fue la excepción, en ese momento no sabía que sería sastre.
Contacto con la sastrería
El primer contacto que tuvo con la sastrería fue por un conocido en la familia, Ricardo le había pedido de favor que le hiciera unos cortes a una tela que él había comprado, pero no fue de su gusto. A simple vista se percató que los cortes, las costuras estaban mal hechas y por consecuencia y con mucha convicción se enseñó a hacer sus propias prendas y de esa manera llegó un momento en el que Ricardo aprendió solamente a hacer pantalones.
Después de sus jornadas laborales en la herrería acudía con su padre, quien sí ejercía el gremio y poco a poco fue aprendiendo más del arte de las prendas de etiqueta. “Yo aprendí a hacer pantalones solamente y seguía trabajando de herrero, saliendo de trabajar por la tarde, y después de comer iba con mi papá a ayudarle en lo que sabía” enfatizó.
“Después de hacer camisas, pantalones, sacos, chalecos, faldas, abrigos, todas las prendas de etiqueta, esas yo aprendí solo, pero creo que uno ya lo trae en los genes; creo que en todos los seres humanos busquen un objetivo” aseguró.
A través de diferentes experiencias fue adentrándose al mundo de la sastrería encontrando su propio camino.
Ricardo´s Sastrería
En el local ubicado en el centro de la ciudad de Culiacán, se tienen los servicios de confección de pantalones, camisas, corbatas, chalecos, sacos, y faldas, además de esmoquin tanto masculino como femenino, donde afirma Ricardo que él tiene la capacidad de realizar cualquier prenda de etiqueta desde cero. Así mismo, el tiempo en el que tarda haciéndolo es de tres días, aproximadamente, un traje completo.
¿Cuál es tu propia esencia?
El estilo y la forma de la prenda es totalmente personalizada, ya que el proceso que se lleva a cabo involucra hasta fotos del cuerpo del cliente, para así, lograr analizar su anatomía, y con base a eso, hacer más especial y específica la prenda. “Nosotros hacemos prendas que el cliente no encuentra en el mercado”.
Cuando se trata de telas, existe un catálogo que se expone para que el cliente decida qué tela le gustaría usar, la cual, se manda a pedir hasta una bodega en otro estado de la república mexicana.
Así mismo, sostiene que las prendas que menos realiza son los chalecos y las camisas porque los clientes no suelen darle importancia, en cambio, los trajes completos y pantalones individuales son los más solicitados. “Cuando vienen conmigo, la verdad es muy satisfactorio porque se están fijando en mí, eres un referente en la sociedad”.
Nosotros hacemos prendas que el cliente no encuentra en el mercado
Ricardo Martínez
