Las primeras personas que vieron el amanecer al norte de la ciudad de Culiacán el día 05 de enero fueron quienes informaron y alertaron a la población sobre los acontecimientos de extrema violencia que estaban ocurriendo aproximadamente de las 6:00 horas de esa mañana.
Una maestra universitaria informó alrededor de las 6:30 horas a través del grupo de WhatsApp a la comunidad estudiantil que se resguardaran en su casa en virtud de los actos violentos que ocurrían en ese momento. Ella conducía su automóvil hacia su centro educativo para impartir clase, sin embargo, fue interceptada por personas armadas que la bajaron a la fuerza de su vehículo, en el boulevard Pedro Infante esquina con el boulevard Manuel Sarabia, con la amenazante orden “¡bájese, no le va a pasar nada!”. El diálogo continuó con la persona armada, cuando la docente le pregunto: ¿se van a llevar mi carro? y la respuesta fue: “no”, al descender del automóvil le dispararon a las llantas de su vehículo color blanco.
Una hora después, las autoridades educativas del Estado informaron la suspensión de actividades en los centros educativos, con el objetivo de resguardar a docentes y estudiantes que se dirigían a laborar y recibir clase esa mañana.
Minutos más tarde, el gobernador de Sinaloa a través de su cuenta de Twitter difundió el siguiente mensaje: “Ante los eventos que están ocurriendo en Culiacán, pido a las y los ciudadanos conservar la calma y resguardarse en sus hogares. Las autoridades están ejerciendo su tarea y los mantendremos enterados.”
Previo a la entrada del personal administrativo y profesional a oficinas públicas y privadas se compartió a través de los medios de comunicación que se suspendían actividades en la ciudad.
Nuevamente, Culiacán se paralizó. La ciudadanía suspendió citas médicas, pospuso su trabajo, sufrió daños en su patrimonio ante la emboscada en las calles de su ciudad.
Las personas que fueron detenidas en sus vehículos en el sector norte entregaron su patrimonio ante la orden: “¡dame el carro, al cabo después te lo van a pagar!”.
¡Vaya responsabilidad para las compañías aseguradoras por estos siniestros ocurridos en Sinaloa!
De acuerdo con el INEGI, el parque vehicular en Sinaloa hasta el 2022 es de más de 1.3 millones de vehículos entre automóviles, autobuses y motocicletas, sin embargo, conforme con el análisis estadístico de seguros de autos 2020 de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público solamente el 3.2% de los autos se encuentran asegurados en el estado.
De acuerdo con la Ley de Movilidad Sustentable del Estado de Sinaloa, en esta entidad federativa no es obligatorio que ningún vehículo tenga seguro, sino que es voluntad del titular adquirir una póliza para cuidar su patrimonio, pero quien decide asegurar su automóvil ante casos fortuitos, siniestros, entre otros se encuentra con la realidad de que proteger su carro es más costoso en este estado que en otros, precisamente porque Sinaloa es el segundo sitio con más siniestralidad en el país. (Sin contar el terrorismo)
Ante los hechos violentos registrados el pasado jueves 05 de enero en la ciudad de Culiacán, las pérdidas patrimoniales son muchas, el sector comercial y productivo suspendió sus actividades y muchos fueron saqueados, quienes fueron despojados de sus vehículos perdieron su forma de trasladarse a los centros de trabajo, quienes conducían un autobús de pasajeros o tráiler perdieron su fuente de ingreso y quienes por necesidad salieron a buscar alimento, algunos de ellos fueron asaltados y ¿quién paga todo esto?
No solamente las compañías aseguradoras deberán afrontar los daños patrimoniales o de salud de sus asegurados, si no también el Estado tiene la responsabilidad de resarcir estos daños que a todas luces perjudica al sector económico, turístico, ambiental, social, educativo y sobre todo transgrede los derechos humanos de la población civil culiacanense.
La responsabilidad del Estado se reclama cuando este ente público no alcanza a garantizar el patrimonio de sus gobernados, por lo tanto, se debe exigir por vía judicial el resarcimiento de los daños causados.
Al medio día de ese 05 de enero del 2023, las autoridades a nivel federal desde las oficinas de la Secretaría de Seguridad Pública informaron que habían detenido a Ovidio Guzmán en la Ciudad de Culiacán, sin embargo, el pánico, los daños materiales, humanos y el resguardo de la docente que salió de su casa a las seis de la mañana para impartir clase, dejando a sus dos menores hijos en su hogar, continuó…
Los puntos resolutivos de este análisis son:
– Garantizar los derechos en Sinaloa resulta ser un asunto sui géneris.
– Aunque parece un asunto oneroso y voluntario adquirir una póliza de seguro para resguardar su patrimonio en Sinaloa, es recomendable; aunque si Usted opta por no pagarlo, también tiene la vía judicial para solicitarle al Estado que se haga responsable por los daños patrimoniales ocasionados.
– A unas horas de desatarse el infierno en Sinaloa, esperemos que la ciudadanía afectada no tenga necesidad de emprender una lucha más, sino que la misma autoridad ponga a disposición módulos de atención para atender los daños patrimoniales y los derechos humanos de las probables víctimas a través de la Comisión Estatal de Víctimas. Esperamos que siga habiendo voluntad.
Al concluir este análisis, no me resta más que agradecerle a la persona que detuvo mi trayecto ese jueves e hizo posible que escribiera esta columna para Ustedes.
Subrayar que aún en tiempos difíciles coincido con el gran Enrique Sánchez Alonso “El Negrumo”:
“Culiacán bella perla de Humaya / Azucenas y rosas están / Perfumando tu suelo bendito / Es mi orgullo ser de Culiacán”.
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