La plataforma de criptomonedas FTX, que la semana pasada se declaró en quiebra tras haber llegado a estar valorada en 32 mil millones de dólares, podría tener más de un millón de acreedores en todo el mundo.
Así lo admitió en un escrito remitido a última hora del lunes al tribunal estadounidense que se ocupa de su bancarrota, ante el que inicialmente había dicho que contaba con al menos 100 mil acreedores.
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Ahora, la firma con sede en Bahamas, ha actualizado esa cifra y sus abogados han dicho que prevén presentar a la corte antes del viernes una lista con los 50 mayores acreedores.
Según varios expertos, lo más probable es que los usuarios afectados nunca recuperen sus fondos, dado que -a diferencia de lo que ocurre en la banca tradicional- los depósitos no estaban garantizados y no está claro cuánto dinero podría quedar para resarcirlos cuando se liquide la empresa.
Entre los afectados por la quiebra hay importantes fondos de inversión y también celebridades, sobre todo del mundo del deporte, como la estrella de la NBA Stephen Curry o el jugador de fútbol americano Tom Brady, que eran embajadores de la firma y tenían participaciones en ella.
FTX se había convertido en los últimos años en una de las plataformas de criptomonedas más relevantes del mundo, pero se vino abajo en apenas unos días después de que surgiesen dudas sobre su solvencia a raíz de varias informaciones, lo que llevó a muchos usuarios a apresurarse a retirar su dinero, dejándola sin liquidez y en busca de un rescate.
Esa inyección de capital nunca llegó y FTX terminó por declararse en quiebra el pasado viernes, asegurando que esa era la mejor fórmula para proteger a sus clientes y buscar que puedan recuperar su dinero.
Según se ha sabido desde entonces, FTX habría usado miles de millones de dólares de sus clientes para financiar arriesgadas apuestas a través de su firma de inversiones Alameda Research, una práctica en principio ilegal si no contaba con el visto bueno de los usuarios.
Por ese motivo, tanto las autoridades de Bahamas como las de Estados Unidos están investigando posibles delitos cometidos por la firma fundada por Sam Bankman-Fried, un empresario de 30 años que se había convertido en una de las figuras más conocidas del ámbito de las criptomonedas.
Bankman-Fried, que dimitió el pasado viernes, había asegurado previamente que el dinero de todos los usuarios estaba seguro y, según publica hoy The Wall Street Journal, aún sigue tratando de recaudar inversiones para poder cumplir los compromisos con los clientes afectados por el derrumbe de la plataforma.
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En su escrito al tribunal de bancarrotas, FTX explicó que en los últimos días ha estado en contacto con numerosos reguladores en Estados Unidos y otros países y que se ha nombrado a cinco nuevos directores independientes para guiar a las principales compañías del grupo en el proceso de bancarrota.