OV7 encuentra un lugar para el pop en un mercado dominado por el urbano – El Sol de Sinaloa

Una de las preguntas que rondó por la cabeza de los integrantes de OV7 antes de que decidieran reencontrarse para hacer nueva música fue: ¿En qué parte de la industria pop del momento todavía cabe nuestro pop noventero e inocente?

“Por eso fue tan complicado escoger las nuevas canciones de OV7, porque ¿en dónde cabe OV7 en toda esta cosmología de urbano, trap y reguetón? ¿En dónde cabemos nosotros?”, dice en entrevista con El Sol de México Óscar Schwebel, uno de los integrantes de esta banda mexicana que conquistó y sigue conquistando a tantas generaciones.

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La respuesta a esas preguntas fueron respondidas, en buena medida, por Áureo Baqueiro, el productor del grupo, quien además es un referente absoluto dentro del pop en español por sus colaboraciones con artistas como Alejandro Fernández, La Oreja de Van Gogh, Timbiriche, Kabah o Julieta Venegas, por mencionar algunos.

“Áureo tuvo la astucia de decir: ‘hoy también se sigue haciendo ese pop, también hay artistas como Dua Lipa o Lady Gaga que hacen ese pop más parecido a lo se componía a principios de los 2000. Áureo tuvo la astucia de encontrar el nodal donde OV7 podía seguir funcionando dentro de esta industria totalmente permeada, casi invadida, por el género urbano”, comparte Schwebel.

Y es que OV7 es un grupo que ha sabido moverse entre generaciones. Primero fueron la banda creada por Julissa y dirigida a un público infantil. Poco a poco fueron creciendo y atravesaron por una adolescencia de fama y éxito hasta separarse de la productora para comenzar una nueva era, más madura, a inicios de los 2000: la cima de su carrera. Hoy, OV7 vuelve con 30 años de trayectoria a sus espaldas. Y lo hace con una nueva canción: Quédate. Y también con una gira que incluye tres fechas en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México (28, 29 y 30 de abril) y otras más en Acapulco (6 de mayo) y Guadalajara (12 y 13 de mayo).

“La última vez que los siete juntos grabamos una canción fue en el 2003. Hace 20 años que no entrábamos al estudio de grabación. Ahora estamos escribiendo una nueva página dentro de la música. Nos pedían nuestra gira por los 30 años de manera constante en nuestras redes sociales. Hemos grabado cuatro canciones nuevas”, comenta Lidia Ávila, otra de las integrantes de la agrupación, fundada en 1989 bajo el nombre de La Onda Vaselina.

Ante todo, explican los cantantes que OV7 es un vehículo de recuerdos. Sus canciones recuerdan al primer beso en la secundaria, a una tarde en el salón de clases, a una cita romántica o a hasta a un viejo amor.

“Estamos muy incrédulos de lo que ha pasado con nuestra música. Han pasado generaciones y generaciones y las canciones siguen vigentes. Tú pones el CD 00 que grabamos en 1998 y no parece un disco que grabamos hace más de 20 años. La magia del grupo ha sido buscar, siempre, canciones con un mensaje universal. Siempre usamos un lenguaje muy orgánico, muy blanco, no va dirigido hacia cierto sector, pueden escucharlo las mamás, los abuelitos, los hijos, los nietos”, afirma Lidia.

Temas como Shabadaba, Enloquéceme, Un pie tras otro pie, Más que amor, Mírame a los ojos y Te quiero tanto, tanto han musicalizado la vida de cientos de miles de personas en las últimas tres décadas. Lidia y Óscar están seguros que la popularidad de OV7 también se debe al gran juego armónico de las siete voces que han sido ensambladas y mezcladas gracias a una delicada labor de producción.

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En el caso de la nueva canción, Quédate, el productor Áureo Baqueiro llegó a ese punto neutral en el que las siete voces se entremezclan de tal forma que se exhibe una unidad, pero también un contraste, porque cada integrante es diferente. Lidia, por ejemplo, se declara bohemia y pop, admiradora de Alejandro Sanz y el pop acústico, mientras que Oscar se declara un fiel irredento de David Bowie, Lou Redd e Iggy Pop, así como del krautrock alemán de los primeros sintetizadores.

Ambos recuerdan, también, los momentos de ruptura, tanto a finales de los noventa cuando terminó la Onda Vaselina con presentaciones en el Teatro Insurgentes hasta la otra fractura de 2003. “En ese momento no lo entendíamos, pero estuvo rudo, fue una gira de despedida donde hubo sentimientos encontrados. Despedirnos no fue nada fácil”, comparte Lidia.

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