Existe un consenso entre los especialistas y los organismos financieros internacionales, que el año 2023 se tendrá un crecimiento económico menor al 2022. Lo anterior, debido al efecto de la permanente política de incremento de tasas de interés a nivel mundial, de la cual Banco de México ha sido parte, iniciando incluso esta dura posición antes que la propia Reserva Federal de los Estados Unidos. Pero en economía las cosas pueden cambiar intempestivamente, es un campo siempre sujeto a muchas contingencias. Recordemos que el año pasado la proyección de crecimiento del PIB para México era del 1.5% y todo indica que va a terminar en el doble, en una cifra muy cercana al 3 por ciento.
A este respecto, hace unos días el secretario de Hacienda -prestigiado economista y consultor financiero internacional-, Rogelio Ramírez de la O, compartía con tomadores de decisiones del sector privado y de la banca, proyecciones que es importante tomar en cuenta y que pueden sustentar una visión más optimista para el panorama del presente año.
En primera instancia, señala que nuestro país está fuertemente posicionado para tomar oportunas ventajas del proceso de relocalización empresarial conocido como nearshoring, y fortalecer el desempeño de las exportaciones no petroleras, principalmente manufactureras y de automóviles hacia los Estados Unidos, uno de los factores de desarrollo nacional más destacados de las últimas dos décadas y una fuente de divisas que explica, en parte, la fortaleza actual del (super) peso mexicano.
Asimismo, respecto a la inflación la expectativa a la baja es muy sólida, debido a que las cadenas de sumistro se están recuperando a nivel mundial, la actuación del Banco de México ha estado a la altura del momento, y el mercado laboral se ha venido recuperando en niveles aceptables. Si bien en el 2022 la inflación estuvo muy cerca del 8 por ciento anual, la proyección para el presente año es que cerrará en un 5 por ciento.
Y respecto al crecimiento, aunque los 33 especialistas de la Encuesta de Expectativas de Citibanamex auguran en promedio un crecimiento del 1% del PIB para este año, el criterio económico de Hacienda se mantiene en que podríamos repetir nuevamente el 3 por ciento del año pasado, debido a que han disminuido los factores de riesgo para México y se están incrementando las oportunidades de inversión.
Otro factor relevante en la construcción de confianza sobre la expectativa de crecimiento, es la apreciación del peso mexicano. Hay que recordar que la fortaleza de una moneda está respaldada por la economía que representa. Y existen cuatro factores que prefiguran continuidad de la buena paridad cambiaria para este año:
– El diferencial de tasas de interés del 6% entre México y Estados Unidos que atrae muchos recursos para invertirse en activos financieros en pesos.
– Ingresos récord por concepto de exportaciones que podrían estar en cerca de los 600 mil millones de dólares este año.
– Ingresos por concepto de remesas que terminará muy cerca de los 60 mil millones de dólares en 2022.
– Inversión extranjera directa probablemente superior a los 45 mil millones de dólares por el efecto del nearshoring, que ya está agotando los espacios en los parques industriales de varias ciudades fronterizas.
México es un gran país y sus ventajas comparativas son muchas. El 2023 será un año de retos pero también puede ser un parteguas para que nuestro país aproveche la inercia internacional a favor de la regionalización y pueda perfilarse por fin hacia el ritmo de crecimiento y bienestar de nuestros socios del T-MEC.
Excelente inicio de semana.
