Como olvidar aquel 27 de febrero cuando se confirma el primer caso de COVID-19 en nuestro país, se notificaba sobre un hombre de 35 años de edad de nacionalidad italiana, con residencia en la Ciudad de México, con la presencia de síntomas leves de catarro común 24 horas después de su arribo tras un viaje a su lugar de origen.
Por otro lado, se dio a conocer que el Laboratorio Estatal de Salud Pública de Sinaloa notificó un caso más en una persona de 41 años de edad, que para el 28 de febrero ya lo confirmaba el propio Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE). Una noticia que causó tanta polémica en nuestra entidad, pues a pesar de que las autoridades sanitarias reportaban sintomatología leve en el paciente, su aislamiento fue en un reconocido hotel de la capital sinaloense.
A tres años de pandemia, en el mundo se han acumulado un total de 675,017,251 casos confirmados y 6,870,167 defunciones totales, lo que nos genera un índice de letalidad de 1.0% a nivel mundial.
Retrospectivamente, todo esto se generó con base a la circulación de un nuevo virus que surgió en Wuhan, China y que con el paso del tiempo emergieron variantes de la cepa original que han ocasionado diversas olas de contagios generando crisis sanitarias y socio-económicas.
El 11 de marzo del 2020 la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió la declaratoria de pandemia por COVID-19 y para el 18 de marzo de 2020 se registra la primera defunción en México. Para ello, el 23 de marzo, la Secretaría de Salud hace la declaratoria de la Jornada Nacional de Sana Distancia, con lo que entran en acción las medidas sanitarias y de distanciamiento social para disminuir los contagios.
Todos asumimos un nivel de responsabilidad para evitar la propagación de esta enfermedad infecciosa, desde los distintos órdenes de gobierno hasta la sociedad en general y los hogares en lo particular. Con aciertos y errores en el trascurso de la pandemia, hoy México cuenta con un acumulado de 7,443,151 casos confirmados y 332,938 defunciones totales.
El índice de letalidad en México hoy se encuentra en 4.4% mientras que en Sinaloa es 5.4%. Es importante recalcar que nuestro llamado siempre fue la prevención ante toda acción gubernamental. Apostamos para que el uso de cubrebocas en Sinaloa fuera utilizado de manera obligatoria, ante la legitimación de esta acción, el respaldo que se dio fue de un poco más de 100,000 firmas de puro sinaloense con el único objetivo de disminuir los índices de letalidad que siempre sobrepasaron la media nacional.
Desde que la infección por el SARS-CoV-2 se convirtió en un caos sanitario, social y económico, la única esperanza que existía a nivel internacional era la creación de una vacuna contra el agente infeccioso. Con los grandes avances científicos y tecnológicos de la actualidad, en un récord de 326 días se presentó la primera vacuna para prevenir la enfermedad de COVID-19.
Como una noticia de sueño, el 02 de diciembre de 2020 el Reino Unido se convierte en el primer país en conceder la autorización de uso de emergencia de la vacuna Pfizer. El 8 de diciembre del mismo año, Margaret Keenan, mujer con 90 años de edad se convierte en la primera persona en el mundo en recibir la dosis de una vacuna.
En nuestro país la vacunación dio inicio un 24 de diciembre de 2020 con la aplicación de su primera dosis a una enfermera especialista de 59 años de edad. Desde ese momento arrancó el Programa Nacional de Vacunación contra Covid-19 en una estrategia por etapas, priorizando a los profesionales de la salud y adultos mayores, que muy acertadamente implico la prevención a tiempo de un mayor número de defunciones ante la aparición de nuevas variantes más virulentas.
Según estimaciones de un estudio publicado en el mes de junio en la prestigiosa revista The Lancent, las vacunas Covid-19 evitaron 19.8 millones de muertes ante un potencial de 31.4 millones de posibles víctimas durante el primer año.
A través del recuento, es imposible no reflexionar sobre la importancia de tomar decisiones basada en la evidencia científica y fortaleciendo a ello una inversión prioritaria a la ciencia, tecnología, sistemas de salud y educación.
Nos encontramos aún en una declaratoria de pandemia, muy ciertamente estamos por pasar a la fase de pandémica-endémica, pero no sabemos cuando. Lo que si estamos seguros es que nos falta mucho por descubrir y analizar, entre otras cosas, el post-covid. Ciencia, conciencia y sinergia entre sociedad y gobierno, deben prevalecer para enfrentar con éxito cualquier nuevo reto sanitario de semejante dimensión.
Excelente inicio de semana.