Culiacán, Sin.- El estelar lanzador derecho de Tomateros de Culiacán, Manny Barreda, fue claro al manifestar que siempre mantuvo la esperanza de formar parte del equipo mexicano que tomará parte en el Clásico Mundial de Beisbol.
“Gracias a Dios se dieron las cosas, estaba preparado, nunca dejé de trabajar. Dos días después de que nació (mi hijo), ya estaba en el gimnasio“, expresó.
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Y es que la calidad de Barreda no está a discusión, lo ha demostrado por años que está para empresas grandes y por ello toma con mucho profesionalismo su nueva responsabilidad.
Después de contribuir para que México llegase a sus primeros Juegos Olímpicos en beisbol y formar parte de esa participación inédita, Manny Barreda se ganó una nueva oportunidad de ponerse el jersey tricolor.
En el caso de Barreda, éste terminó la temporada invernal y no quiso asistir a la Serie del Caribe como refuerzo de México, debido a que su segundo hijo nacería en unos días.
Ese fue el principal motivo por el cual, en principio, no fue incluido dentro del róster de 30, pero días más tarde, recibió el llamado de la gerencia del representativo mexicano tomando el lugar de Wilmer Ríos
El nativo de Sahuarita, Arizona, vive con intensidad desde siempre el honor de representar a México y lo comparte con quienes lo trajeron al mundo.
Explicó que es un orgullo para sus papás, “yo desde niño sabía de donde era, aunque había nacido en los Estados Unidos”, afirmó.
Barreda, frontal como acostumbra, define en una frase, lo que de él se puede esperan a partir del 11 de marzo en Chase Field: “Una persona que va a pelear pitcheo por pitcheo por el objetivo”, sentenció.
Manifestó tener una espinita clavada, que no lo va a negar, “sí, es algo que siempre quise ser partícipe. No voy a tratar de hacer de más, pero sí voy a hacer lo que me toca, lo que me pidan”.