La falta de atención a pasivos ambientales, emisiones de contaminantes industriales, descargas de aguas residuales del rastro municipal e hidrocarburo, así como la mala operación del relleno sanitario han convertido a Salamanca en una ciudad que se caracteriza por sus olores en el ambiente, generalmente imperceptibles para los propios ciudadanos, pero a decir de personas foráneas esta ciudad se caracteriza por sus aromas a combustible, residuos urbanos e incluso pesticidas.
Lo más grave es que estos olores ya han permeado en municipios aledaños, como Irapuato, Valle de Santiago, Celaya e incluso algunos contaminantes han llegado hasta Querétaro, de acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Por años representantes de las asociaciones ambientales Valle del Lerma, Humanos por Amor a la Madre Tierra, el Observatorio Ambiental Ciudadano e incluso en su momento, el Consejo Consultivo Ambiental, han demandado sin éxito la remediación de los pasivos ambientales.
En espera
Unos de los temas ambientales con mayor rezago en la localidad son la atención y confinamiento de más de 14 mil toneladas de agentes tóxicos y cancerígenos a cielo abierto, que en temporada pluvial se filtran a los mantos freáticos, principalmente plaguicidas organoclorados y fosforados, que en la actualidad están prohibidos al ser nocivos para la salud y el medio ambiente.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) identificó más de 100 sustancias entre las que se encuentran plaguicidas, metales, azufre, plomo, mercurio y DDT, entre las más tóxicas y peligrosas, que al respirarse pueden provocar diversas enfermedades, situación que han padecido vecinos de colonias como La Cruz, Nativitas, Jardines del Sol, Obrera y el Pitayo, que al registrarse fuertes vientos esparcen un olor parecido al ajo en mal estado; causando molestias como picazón de garganta, nauseas y mareos.
Lodos
Otra de las fuentes identificadas en la emanación de aromas molestos y nocivos, se encuentra al sur de la ciudad, a un costado del libramiento Valle de Santiago-Celaya, en la comunidad San José de Ulapa, en la que se perciben olores parecidos a combustible quemado sobre todo durante la temporada de calor, debido al tiradero de residuos tóxicos que fueron vertidos por la empresa Quidesa, de los cuales solo se retiró un 10% de las más 30 mil toneladas en el sitio.
De esta fuente, la comunidad en cuestión es la más afectada por estar prácticamente adjunta a la zona donde se encuentran los pasivos, que en la opinión de los pobladores las concentraciones de olor a lodos tóxicos se han incrementado con el calor y la humedad, por lo que temen padecer afectaciones de las vías respiratorias.
Emisiones
Si bien la actividad industrial es un bastión importante para el desarrollo económico de Salamanca, los ciclos productivos de Petróleos Mexicano (Pemex), la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y 126 empresas de competencia federal, han causado afectaciones que han derivado en fases de vulnerabilidad atmosférica y precontingencias por altas concentraciones de PM10, así como de SO2 (Dióxido de Carbono).
En este contexto, luego de seis años en que no se rebasó la norma respecto a Dióxido de Azufre, este 2022, se presentaron tres precontingencias debido a ello y una más por altos niveles de PM10. Aunado a ello durante el pasado mes de agosto, una nube amarilla cubrió parte de la atmósfera de Salamanca en la zona oriente; ante la emanación de remanentes de hidrocarburo provocada por la interrupción en la operación de un soplador de la planta Catalítica FCC de la Refinería Ingeniero Antonio M. Amor (RIAMA).
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Descargas
Las afectaciones ambientales en Salamanca también han alcanzado a los cuerpos de agua principalmente los cauces de los ríos Lerma y Temascatío, en lo que ocasionalmente se han vertido restos de hidrocarburo y otras sustancias, lo que genera un foco de contaminación que no permite el riego cuando sus niveles son bajos.