Esta novela es un viaje al siglo XVIII que resuena en nuestro tiempo. Guillermo Arriaga confronta la ciencia y la fe en Extrañas, a través de William Burton, un joven noble interesado en convertirse en médico, que atiende a personas con defectos físicos, excluidas de la sociedad.
“Ha habido un progreso en este país respecto a las personas distintas, pero hace unos años, hicimos unos documentales sobre discapacidad y uno de los directores fue a la sierra de Oaxaca, ahí se encontró a personas con discapacidad, que tenían parálisis cerebral, síndrome de Down, desnudos, amarrados junto a los animales; o atados en una cama a oscuras. Me acuerdo que me pegó mucho eso”, relata el autor en entrevista con El Sol de México.
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A partir de los personajes que le dan título a la novela y que se descubrirán aproximadamente a la mitad de la trama, Arriaga fue construyendo Extrañas, una novela sobrecogedora que irremediablemente provoca que el lector se pregunte qué tanto entendemos las diferencias.
“No quiero dar ningún mensaje, lo que quiero hacer es contar una historia, pero sí me gustaría que esta historia abriera un debate sobre la diferencia”, apunta el también autor de Salvar el fuego, la novela ganadora el Premio Alfaguara 2020 y de películas como Amores perros y Los tres entierros de Melquiadaes Estrada.
“La gente no sabe cómo responder frente a la diferencia, a veces les provoca repulsión, otras odio, hay quienes los matan, en algunos lugares los ahogan, es un horror, pero yo espero que la novela sensibilice a las personas respecto a lo distinto, lo anómalo, a lo extraño”.
Esta historia tiene eco en la actualidad, porque la falta de entendimiento de las diferencias nos está marcando como sociedad. Al respecto, expresa: “Si yo fuera político, quisiera eliminar el concepto de la otredad y crear el concepto de la oportunidad, más que recelar del otro, dialogar, entender, vincularse con el otro, y que esa vinculación no venga a partir de la rabia o el desprecio, sino de una apertura a integrarnos.
“La política se alimenta de la división, lo decía Maquiavelo y la política últimamente ha permeado mucho la vida cotidiana, a los políticos les encanta ser tema de conversación, estar en la prensa, voy a poner el ejemplo de Trump diciendo ‘los mexicanos son violadores’, al marcar esa diferencia, va a dominar el discurso, la división domina discursos políticos, espero que el libro por lo menos abra caminos de entendimiento y de empatía; la división es un riesgo y el diálogo es para mí la única salida que hay”.
Una escritura del siglo XVIII
El minucioso trabajo narrativo de Guillermo Arriaga en Extrañas, prescinde de las palabras que, aunque, porque, de adverbios con terminación en ‘mente’ y tampoco hay ninguna palabra que se haya usado después de 1790, como sífilis, torso, o consultorio, pues no existían.
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A detalle, describe “un siglo en el que la ciencia despegó. A partir de ahí todo cambió, fue un tránsito abrupto y acelerado, los conocimientos empezaron a duplicarse, en un periodo de cinco años llegaban decenas de descubrimientos, que se enfrentaban a las visiones religiosas; salvar a alguien de la muerte era considerado de apóstatas.
“Era un mundo complicado, sobre todo para las mujeres, en Inglaterra, una de cada cuatro mujeres era prostituta. Yo quería contar una historia que me fue abriendo el camino hacia la diferencia, para llegar a lo más fuerte, que son las Extrañas”, dice quien originalmente escribiría varias historias, ambientadas en distintas épocas en Mongolia, Noruega, Inglaterra, México, y Estados Unidos.