A lo largo de los años se han descubierto diversos fenómenos geológicos de gran interés para el mundo en general y México no se encuentra libre de esto, pues dentro del territorio mexicano abundan sucesos naturales de todo tipo.
Un claro ejemplo es la famosa Falla de San Andrés: fenómeno reconocido a nivel mundial y que ha sido motivo de estudio e interés para científicos y geólogos durante décadas. Por ello, aquí te explicaremos más sobre en qué consiste y por qué es tan importante.
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La Falla de San Andrés es una falla geológica que se extiende a lo largo de aproximadamente 1,300 kilómetros en la costa oeste de Estados Unidos, desde el golfo de California hasta el cabo Mendocino en California. Sin embargo, su influencia no se limita únicamente a territorio estadounidense, ya que también afecta a México.
La falla se forma debido al movimiento de placas tectónicas: la placa del Pacífico y la placa Norteamericana. Estas placas se deslizan horizontalmente una contra la otra, generando una gran cantidad de energía acumulada. Cuando la presión se libera repentinamente, se produce un terremoto.
En el caso de México, la Falla de San Andrés atraviesa el noroeste del país, en particular los estados de Baja California y Sonora. Aunque no es tan conocida como su sección estadounidense, la presencia de esta falla es motivo de preocupación para las autoridades y la población, debido a la posibilidad de terremotos significativos.
La actividad sísmica a lo largo de la Falla de San Andrés ha sido responsable de numerosos terremotos históricos en la región. Uno de los más recordados fue el terremoto de 1906 en San Francisco, California, que causó una devastación considerable. Sin embargo, a medida que avanzan las investigaciones, los científicos han identificado que la Falla de San Andrés tiene el potencial de generar terremotos aún más grandes.
Mayor magnitud
Según investigaciones, se ha descubierto que la Falla de San Andrés no es una línea recta continua, sino que está compuesta por una serie de segmentos o “bloques” que se desplazan en diferentes direcciones. Estos segmentos pueden quedar “atascados” durante un periodo de tiempo, acumulando energía, y luego liberarse bruscamente, generando terremotos de gran magnitud.
El monitoreo constante de la actividad sísmica en la región es esencial para comprender mejor el comportamiento de la Falla de San Andrés y prever posibles eventos catastróficos.
Actualmente, los científicos utilizan diversas técnicas, como la medición de deformaciones en la corteza terrestre, el estudio de registros históricos y la modelización computacional, para obtener una visión más precisa de los riesgos sísmicos asociados con esta falla.