Una de las joyas más famosas y apreciadas de la ficción en general, es sin duda el diamante “Corazón del Mar“, mostrada en la película de Titanic, la cual hoy en día es considerada una autentica pieza de museo, aunque detrás de esta se esconde una peculiar historia.
Y es que seguramente al ver la escena final donde Rose, protagonista de esta histórica cinta, arroja el diamante al mar, fuiste de las personas que no lo tomó de la mejor manera por acabar con semejante tesoro, preguntándote después si esto pasó en verdad y si es posible que la joya se encuentre sumergida en lo más profundo del mar.
¿Existió en verdad el Corazón del Mar?
Posiblemente parezca uno de los diamantes más icónicos e imposibles de adquirir por la forma tan detallada en la que fue diseñado el collar. De acuerdo a la historia narrada en el filme, este diamante azul de 45.52 quilates era uno de los más valioso en los años que se ambienta la trama.
Sin embargo y por más importante que haya sido esta bella joya en la cinta, solo existió para fines cinematográficos de la película, así que no, nunca existió en verdad y no estuvo en el verdadero hundimiento del Titanic.
La realidad es que esta joya en color azul fue creada por James Cameros para ser parte de la trama protagonizada por Kate Winslet y Leonardo di Caprio, y si bien su valor no es tan alto cómo se dijo en el filme, sí cuenta con un gran valor para la industria.
Actualmente el diamante Corazón del Mar se encuentra custodiado en las bóvedas de los estudios por su valor sentimental y de vez en cuando también ha estado en diferentes exposiciones.
El corazón del mar está inspirado en un una joya real
Pese a que el diamante se vio en la película no es real, está basado en diamante Hope, el cual también es de color azul y cuenta con 45 quilates, solo que esta se encuentra expuesta en el Museo Smithsoniano.
Es un collar que a base de tragedias se ha ido adquirido al transcurso de los años por diferentes poseedores, pues luego de haber sido robado del santuario dedicado a la diosa Sita en la India se dice que adquirió una maldición.
Y es que al paso de la historia, se comenta que al portarlo se sufrirá de diversas penurias como la quiebra, muertes inexplicables, divorcios, en fin, se atravesara por cualquier situación que pueda aterrorizar al portador. El claro ejemplo es cuando fue parte de la realeza francesa hasta que de nueva cuenta lo hurtaron en plena revolución cuando Luis XVI y María Antonieta fueron decapitados.
Después pasó décadas perdido hasta que en 1839, cuando fue adquirido por Henry Hope en Inglaterra, motivo por el cual ahora se le nombro como diamante Hope.
Publicado originalmente en El Heraldo de Juárez