Con la reafirmación de su compromiso con los distintos pueblos de México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) celebró 84 años de ser una de las instituciones más importantes para rescate, estudio y difusión del patrimonio cultural del país.
El evento que conmemoró el decreto con que el presidente Lázaro Cárdenas fundó el INAH, el 3 de febrero de 1939 se llevó a acabó en el Museo Nacional de las Culturas de México, considerado antecedente del instituto.
Tras hablar de la recuperación del prestigio del INAH ante las instituciones de los tres niveles de gobierno y la sociedad mexicana, el funcionario refirió al compromiso que tiene la institución a su mando para con las comunidades originarias y afrodescendientes del país.
“Tenemos sobre todo una creciente relación y compromiso con las comunidades que luchan día con día para hacerse oír; por el compromiso de sus derechos como pueblos originarios, como grupos afrodescendientes, como pueblos y clases subalternas, tradicionalmente sometidas y discriminadas”, expresó.
Esto responde, aseguró Prieto, a una segunda tarea que tiene el INAH, la cual es encontrar la forma de afrontar los desafíos del México contemporáneo.
“Los cambios que acontecen en este país requieren de una institución que combine talento y disposición de servicio, pensamiento crítico y capacidad de análisis, el espíritu rebelde con el compromiso de atender las tareas institucionales, que combine la tradición y la innovación, la recuperación de las enseñanzas de nuestros grandes maestros con la disposición creativa para hacer frente a las nuevas realidades de México.
“Además de la inmensa tarea académica y científica que tenemos que impulsar para conocer mejor el patrimonio arqueológico, antropológico y paleontológico; también tenemos la inmensa tarea de servir a la sociedad para que pueda identificarse con estos patrimonios. Y para que podamos hacer realidad el mandato constitucional que define a nuestra nación pluricultural, cuya condición se sustenta en sus pueblos indígenas”, agregó.
RECONOCIMIENTOS
Durante el evento se entregaron varios reconocimientos a especialistas y trabajadores del INAH, entre ellos el ex director de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel Castillo Negrete”, cuya carrera comenzó en 1966. El especialista aprovechó el momento para pedir más recursos a esta escuela para que pueda realizar la restauración de la pintura mural del Convento Tetela del Volcán, a la cual ha permanecido inaccesible al público por los daños de los sismos de 2017.
También se les entregaron reconocimientos al arqueólogo Roberto Gallegos Ruiz, quien fuera director de la Zona Arqueológica de Teotihuacán, de 1989 a 1992; la divulgadora trilingüe Guadalupe Amaya López, del Museo Nacional de Antropología, desde 1972; a Ignacio González González, quien en agosto cumplirá 55 años de su ingreso al INHA como custodio de la Zona Arqueológica de San Lorenzo Tenochtitlan; y la antropóloga Aida Castilleja González, quien recientemente dejó el cargo de secretaria técnica del INAH en 2022, después de desempeñarlo durante cinco años.
“Creo que es significativo que celebremos honrando a trabajadores que entregan su vida por el Instituto, pero más que por el Instituto, por el patrimonio cultural y la sociedad mexicana, por hacer que sea mejor. Y honrando a los grandes precursores que debemos conocer, reconocer, publicar y aprender de ellos”, expresó Diego Prieto.
EQUILIBRIO CON LA AUSTERIDAD
Durante su intervención José Luís Perea González, secretario técnico del INAH refirió a los principales retos a que ha enfrentado el órgano cultural.
“Uno de los retos de primera importancia que tiene nuestra institución es equilibrar las enormes necesidades que representan la investigación, protección, conservación, y enseñanza del patrimonio cultural con las políticas de austeridad en gasto público”.
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En esta línea, a pesar de que señaló que se respetó en lo general el presupuesto destinado al instituto este año, de aproximadamente de 4 mil 739 millones de pesos, advirtió que las acciones sobre el patrimonio cultural pasarán, paulatinamente, a ser de la sociedad civil y las autoridades locales y estatales.
“Tenemos que avanzar en una política que permita optimizar los recursos sin caer en una preponderancia y asfixia administrativa, clarificar los fines, priorizar las tareas, orientar la acciones y coordinar los esfuerzos de la institución”, dijo el funcionario.