¿Será posible vivir mejor al tiempo que se reducen el consumo energético y el impacto ambiental?
La verde región austriaca de Vorarlberg ha sido pionera en abordar estos temas, al punto de atraer a legiones de arquitectos y visitantes en busca de inspiración.
“Cada vez que vengo aquí me emociono mucho. Están 35 años más avanzados que nosotros”, comentó Pierre Leroy, quien integró una delegación de arquitectos y autoridades francesas en una visita de estudio a Vorarlberg.
Comunidades del estado más occidental del país alpino han optado por la belleza y la comodidad combinados con un uso equilibrado de los recursos desde los años 1960.
Todo ello, bajo el impulso de arquitectos y artesanos locales que lograron involucrar a políticos y pobladores.
La arquitectura ecológica de Vorarlberg está presente en la vida cotidiana: en los proyectos de vivienda colectiva, escuelas y fábricas comunes.
Los materiales empleados en los edificios son generalmente locales: pino blanco y tierra sustituyen el concreto cuando es posible.
La arquitectura de Vorarlberg es definida por su diseño claro, compacto y funcional sin hacer concesiones en materia de estética.
Aparte de los arquitectos, los carpinteros y artesanos locales gozan de reconocimiento internacional y son muy buscados.
La economía de medios es la guía de la “escuela de Vorarlberg” de arquitectura, que no rehúye del uso de piezas prefabricadas para reducir costos.
Eficiencia energética
En Vorarlberg, la sostenibilidad se extiende a la eficiencia energética.
Muchas de las viviendas se construyen con normas de “casa pasiva”, es decir, una edificación con necesidades mínimas de energía gracias a su aislamiento mejorado, ventilación específica y la instalación de paneles solares y bombas de calor.
Por ejemplo, la planta del fabricante local de queso, Metzler, fue hecha enteramente de madera y es casi autosuficiente debido a su calefacción geotérmica y solar.
El renovado salón comunal de Zwischenwasseres es otro ejemplo que ha reducido su calefacción a un cuarto.
Sobra decir que la región de Vorarlberg, con sus 400 mil habitantes y 150 oficinas de arquitectura, posee todos los recursos necesarios, como abundancia de madera, hidroenergía y una economía floreciente.
Aún más importante es el ingenio de la gente de la región, conocida por su sencillez y proactividad.
“Los parámetros de casa pasiva se han vuelto la norma para los edificios públicos”, indicó Arnold Hirschbühl, un político local y exalcalde de Krumbach.
La construcción de proyectos colectivos de vivienda en Krumbach, en lugar de casas separadas, fue bien recibida por los pobladores locales.
“Lo que más me enorgullece es que la gente está unida en torno a un sentido común: el uso de recursos de la manera más ecológica posible”, indicó Hirschbühl.
No todo es verde
Pero los habitantes de Vorarlberg, a diferencia de sus vecinos del lado alemán, son más proclives a votar por partidos conservadores que por los verdes.
“Esta es una región conservadora y católica. La gente aquí es pragmática”, explicó la arquitecta francesa Dominique Gauzin-Müller, especialista en la arquitectura de madera de la región.
“La gente es ecologista por sus valores y porque se preocupan por el futuro de sus hijos”, añadió.
El gobierno austriaco ha apoyado el movimiento ambientalista desde 2001 con subsidios habitacionales basados en criterios estrictos de calidad del aire interior, uso de materiales ecológicos y la prohibición de calentadores a carbón.
Vorarlberg ha tenido una influencia enorme en la arquitectura en Europa.
La mayoría de los arquitectos que usan madera en Francia han ido a Vorarlberg, algunos varias veces.
Pierre Leroy está en su tercera visita en busca de inspiración. Para él, “es primordialmente otra forma de concebir la política local, se trata de trabajar juntos. Si no cooperamos en medio de la crisis climática, vamos a fracasar”.
Pero no todo es verde en esta región. El boom económico en esta región mayormente agrícola ha aumentado los precios de la tierra al punto de que la creatividad y la ecología han pasado a un segundo plano, señaló el arquitecto Clemens Quirin, del Instituto de Arquitectura de Vorarlberg en Dornbirn.
Indicó que las normas para la vivienda han bajado los últimos años, mientras que para los edificios públicos se mantienen normas elevadas.
Sin embargo, la crisis actual de la energía en Europa podría contribuir a revertir la tendencia, volviendo a poner a la ecología en el centro de los proyectos de edificación, apuntó Quirin.