A través de la historia, México y Estados Unidos han consolidado una relación e integración a través de sus economías, poblaciones y gobiernos, misma que no ha estado exenta de tensión o de crisis. A pesar de los gritos y sombrerazos que se oyen y se ven en el escenario mediático, estamos viviendo un buen momento de la relación bilateral. Son diversos los instrumentos del diálogo binacional: T-MEC; Diálogo Económico de Alto Nivel; Entendimiento Bicentenario y Cumbre de América del Norte, entre otros.
La integración comercial no sólo ha crecido, sino que se prevé que tenga una etapa de expansión, debido a las nuevas realidades geopolíticas y geoeconómicas. El famoso fenómeno del Nearshoring incrementará la atracción de inversiones en nuestro país. Se trata de una estrategia regional antiglobalizadora de relocalización de cadenas productivas y de sustitución de importaciones industriales provenientes de Asia que busca aumentar la autosuficiencia económica de la región e incluso del continente.
A través del T-MEC y la resolución de controversias que incluye, se han presentado consultas y paneles en temas como productos lácteos, células fotovoltaicas, reglas de origen del sector automotriz, política energética, maíz transgénico, entre otros. Este diálogo comercial para atender las diferencias es muy fructífero ya que la mayoría de estas se han resuelto bajo la herramienta de la “consulta”, llegando pocas veces al “panel de expertos”.
Desde 2021 se dio cuenta del Diálogo Económico de Alto Nivel que se estableció entre las autoridades de los dos países. Las inversiones en semiconductores, el tema de la salud, especialmente lo que se refiere a equipo médico; la electromovilidad, que tiene que ver con las baterías de litio para fortalecer la confección de vehículos. México tiene una fuerte industria automotriz. Somos actualmente el sexto país productor de autos con una tendencia a convertirnos pronto en el quinto.
En este ámbito por cierto, se han acordado importantes inversiones en la región del Pacífico. Especialmente el Plan Sonora habrá de contribuir a ello. En suma, se trata de la reconstrucción de las cadenas de valor, facilidades a nuestro comercio, desarrollo de las economías y colaboración para la prosperidad binacional.
En enero de 2022 se puso en marcha el Entendimiento Bicentenario, con un Plan de Acción Binacional. Temas como armas, migración y movilidad laboral, son las prioridades. Se trata de una estrategia integral de largo plazo que sustituye la llamada Iniciativa Mérida. Se parte del reconocimiento de los dos países, que el crimen organizado es un problema conjunto que deberá atenderse y resolverse con la voluntad de las dos naciones, respetando la soberanía de cada una. Drogas allá, armas aquí, ese es el gran reto. Especialmente, la elaboración, transporte y venta de fentanilo y metanfetaminas que han causado miles de muertes en las ciudades de Estados Unidos. Con este instrumento de diálogo se busca construir comunidades seguras con la prevención de delitos transfronterizos donde están involucradas las drogas, armas y la trata de personas.
Finalmente, a inicios de este año se llevó a cabo la Décima Cumbre de Norteamérica, evento que sintetizó los grandes ejes temáticos, que ya se habían ido integrando en los anteriores instrumentos de diálogo, como son los temas de 1) competitividad económica e inversión; 2) Migración y Desarrollo; 3) Seguridad, Tráfico de Armas y Drogas; y 4) Cambio Climático. Especialmente, en materia de Seguridad, Tráfico de Armas y Drogas, la cumbre acuerda mantener el diálogo para actualizar la estrategia de combate a las amenazas de las drogas ilegales, sobre todo intercambiar información sobre los precursores utilizados para elaborar fentanilo y otras drogas sintéticas.
Este es el marco institucional de la relación bilateral. Las declaraciones y propuestas de legisladores estadounidenses, para que se declare “terroristas” a las organizaciones del crimen organizado en México y, por lo tanto, se haga uso de las fuerzas armadas de aquel país, dentro del territorio mexicano, no solo es un despropósito, sino una aberración jurídica y política.
No olvidemos que “el tema mexicano” ha sido desde hace tiempo material didáctico del debate electoral en Estados Unidos, sobre todo por los republicanos.
Bien por las comisiones unidas de Relaciones Exteriores y de Relaciones Exteriores América del Norte del Senado de la República, al pronunciarse en contra de estas expresiones fascistoides. Apostémosle siempre al diálogo entre las naciones.