Los combates entre el ejército sudanés y los paramilitares continuaron el jueves en la capital Jartum y en la región de Darfur se recrudecieron los enfrentamientos en la 13ª jornada del conflicto, pese a un cese el fuego mediado por Estados Unidos.
El ejército afirmó en la noche del miércoles haber accedido a un diálogo en Juba, la capital de Sudán del Sur, para extender una tregua de tres días, que expira el viernes, con las milicias de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
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Los combates continúan pese al alto el fuego que comenzó el martes. Aviones militares surcan el cielo de los suburbios del norte de la capital y los enfrentamientos con ametralladoras y armas pesadas en tierra prosiguen, reportaron testigos a AFP.
Varios intentos para un cese de los combates fracasaron desde el 15 de abril, fecha del inicio del conflicto que enfrenta a las tropas del general Abdel Fatah al Burhan con los paramilitares liderados por el general Mohamed Hamdan Daglo.
El general Burhan afirmó aceptar una discusión sobre la prolongación de una tregua, cuyo incumplimiento fue generalizado. Por su parte, los paramilitares no comentaron esta iniciativa.
Según el ministerio de Salud de Sudán, al menos 512 personas murieron y 4 mil 193 resultaron heridas desde el inicio del conflicto, pero es probable que el balance real sea más elevado.
Además de la capital, la violencia arrasa a otras regiones del país, especialmente en el estado de Darfur del Oeste.
En la capital de esta región, El Geneina, se registraron saqueos, asesinatos y quemas de casas, según la ONU. Esta zona ya fue escenario de una sangrienta guerra en la década de 2000.
La ONU, que tuvo que interrumpir sus actividades tras la muerte de cinco trabajadores humanitarios, advirtió que ya no puede prestar ayuda en una zona donde “50 mil niños sufren de desnutrición aguda”.
Éxodo masivo
Los combates provocaron un éxodo masivo a Egipto y Etiopía, ahondando la crisis en este país de 45 millones de habitantes, uno de los más pobres del mundo, ubicado en el norte de África.
Más de 14 mil sudaneses y dos mil ciudadanos de otros países llegaron a Egipto desde el comienzo de los combates, precisó el jueves el ministerio egipcio de Asuntos Exteriores.
Quienes permanecen en Sudán deben enfrentar carencias de alimentos, falta de agua y de electricidad, además de cortes de las líneas telefónicas y de internet.
En los últimos días, los gobiernos extranjeros organizaron operaciones por tierra, aire y mar para evacuar a miles de sus ciudadanos.
En total, 14 hospitales fueron bombardeados, según un sindicato de médicos y otros 19 fueron evacuados, ya que estaban bajo ataque, carecían de material, de personal o debido a que los combatientes tomaron las zonas aledañas.
Aprovechando el caos, cientos de detenidos huyeron de tres prisiones, una de ellas la cárcel de alta seguridad de Kober, donde estaban recluidos los altos cargos del régimen de Omar al Bashir.
Entre los prófugos figura un miembro del antiguo gobierno que está requerido por la Corte Penal Internacional (CPI), acusado de crímenes contra la humanidad.
Al Bashir, de 79 años, se encontraba también en la cárcel, pero el ejército indicó el miércoles que fue trasladado a un hospital militar antes de que empezaran los combates “debido a su condición de salud”, sin precisar la fecha de su traslado.
Al Bashir fue derrocado por el ejército bajo la presión popular en abril de 2019.
Los dos generales que están enfrentados en el conflicto actual enterraron las expectativas de una transición a la democracia cuando se aliaron en 2021, para sacar a los civiles del poder.
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Después, Burhan y Daglo entraron en conflicto por sus desacuerdos sobre la integración de los paramilitares en el seno del ejército.