BERLÍN. Tres días antes de la clausura de la Berlinale, el cine alemán estuvo presente en la competencia con una película que logró hacer olvidar las mediocres prestaciones de las otras tres cintas del país anfitrión, colocándose además entre las favoritas para el palmarés.
Se trató de Afire (En fuego) con la que el prolífico Christian Petzold regresó por enésima vez a la Berlinale donde en el pasado ha sido varias veces premiado (Yella, en 2007; Bárbara, 2012, y Undine 2020).
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Basado en un excelente guion escrito por él mismo, Petzold sigue la andanzas de un grupo de jóvenes a lo largo de unas vacaciones, construyendo, a través de la observación de su comportamiento diario, el carácter de cada uno con sus problemáticas propias. Lo que en principio se antoja como una agradable película de casi divertimiento se vuelve, a raíz de un hábil giro del guion, en una tragedia que pone al desnudo lo más profundo y escondido del carácter de los personajes. Ovacionado y con razón por el público al término de su estreno, el filme, que se beneficia de la excelente actuación de sus cinco protagonistas, debería ser un candidato de peso para un premio, desde el mejor guion hasta la recompensa mayor, el Oso de Oro.
Cabría anotar aquí que los pronósticos para el palmarés, que será anunciado por el jurado internacional presidido por la actriz estadunidense Kristen Stewart, están muy abiertos a raíz de la desigual calidad de las películas.
Junto con la cinta de Petzold las que deberían aspirar a ser incluidas en los premios, son Vidas pasadas de la coreano/canadiense Celine Song, la china La torre sin sombra de Zhang Lu, la mexicana Tótem de Lila Avilés –acompañada por El Eco de Tatiana Huezo– mientras que una de las dos producciones australianas en competencia, Limbo de Ivan Sen y La sobrevivencia de la gentileza de Rolf de Heer bien podrían dar la sorpresa. Otro tanto podría suceder con 20,000 especies de abejas de la debutante directora vasca Estíbaliz Urresola Solaguren, punto de lanza de la abundante presencia española este año en el festival y el mercado.
Todo esto sin contar con las tres películas en competencia que se estrenarán en la recta final, la japonesa de dibujos animados Suzume de Makoto Shinkai, el documental francés Sur l’Adamant de Nicolas Philibert y el thriller alemán Hasta el fin de la noche de Christoph Hochhausler.
Mientras tanto, el Mercado del Film (EFM) reportó un desempeño muy satisfactorio después de haberse celebrado solamente en línea en 2021 y 2022 a raíz de la pandemia. Su director Dennis Ruh reportó la presencia de 62 compañías de compra venta y de 11 mil 500 participantes originarios de 132 países entre los cuales mil 302 fueron compradores. Nada menos que 773 películas fueron presentadas en mil 533 exhibiciones incluyendo 647 presentaciones en línea y 599 premieres de mercado. Los países invitados de honor en esta ocasión fueron Estonia, Lituania y Latvia los de la región báltica fronteriza con Rusia.
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Vale anotar la pujanza de la sección inaugurada en 2015 de series de TV ofrecidas para compraventa en el EFM, mismas que a la vez participan en una sección propia competitiva creada este año en el contexto del festival. De las siete serias candidatas, resultó ganadora la italiana Buenas madres dirigida por Elisa Amoruso y Julian Jarrold misma que será difundida por Disney+ en abril próximo mientras que la noruega La arquitecta de Kerren Lumer–Klabbers se llevó la mención especial del jurado.
Por otro lado las cifras anunciadas por la Berlinale respecto a la asistencia del público a lo largo de la primera mitad del evento revelan que la dinámica del festival está intacta al volver a ser celebrado en forma física después de dos años turbulentos debido a la pandemia. Se vendieron 267 mil entradas durante la primera semana del evento, un aumento de más de 70 por ciento respecto a 2021 cuando el certamen se celebró en forma reducida en junio en lugar de los habituales 10 días en el mes de febrero. Lo que confirma que la Berlinale sigue a la cabeza de los grandes festivales de cine respecto a asistencia de público.