Los más de 15.1 millones de chilenos convocados este domingo a elecciones obligatorias se debaten entre el texto redactado para convertirse en su nueva Constitución o mantener vigente el documento actual, heredado de la dictadura de Augusto Pinochet.
Alrededor de tres mil centros de votación fueron instalados en Chile para dar inicio al proceso electoral más importante en la historia reciente del país.
De aprobarse el texto redactado por la Asamblea Constituyente durante un año, éste reemplazaría a la Constitución vigente, considerada por una parte de la sociedad como el origen de las desigualdades en el país por fomentar la privatización de servicios básicos, como educación, salud o pensiones.
En caso de ser rechazado, seguirá vigente la actual Ley Fundamental, aunque el presidente chileno, Gabriel Boric, ya anunció que si esto sucede convocará un nuevo proceso constituyente para que se cumpla con el mandato del plebiscito de octubre de 2020, en el que casi el 80 por ciento de los chilenos pidió un cambio constitucional.
Las urnas estarán abiertas hasta las 18:00 horas, y el resultado –que se espera muy ajustado– se conocerá un par de horas más tarde.
Al filo de la medianoche, el mandatario escribió a través de su cuenta en Twitter que el domingo sería un gran día y se dijo profundamente orgulloso de que la sociedad haya llegado aquí.
En Chile, nuestras diferencias las resolvemos con más democracia, no con menosGabriel Boric, presidente de Chile
Chile, dividido en las urnas
Boric, partidario del cambio constituyente, viajó a su natal Punta Arenas, a más de tres mil kilómetros al sur de Santiago, para sufragar a primera hora de la mañana y está previsto que ofrezca un discurso en cadena nacional una vez se conozca el resultado, independiente de la opción que triunfe.
Los últimos sondeos revelaron que se mantiene la tendencia a rechazar el texto, pero los expertos alertan de que el escenario está abierto porque por primera vez el voto es universal y obligatorio, creando una gran bolsa de votantes ausentes de las urnas durante años.
El nuevo texto declara a Chile un Estado social y democrático de derecho, plurinacional, intercultural, regional y ecológico, consagra un catálogo de nuevos derechos sociales y establece que su democracia es paritaria e inclusiva.
“Hay asuntos en que el texto es de los más vanguardistas del mundo, en sobre todo materia de igualdad de género y protección de la naturaleza”, dijo a EFE el constitucionalista Tomás Jordán, de la Universidad Alerto Hurtado.
Sus defensores dicen que ayudará a crear un Chile más justo, la principal demanda que los ciudadanos expresaron en la ola de protestas de 2019, mientras que sus detractores argumentan que es un texto radical y que no une al país.