Mucho se habla de que comprar cempasúchil mexicano beneficia a la economía local, lo cual es un hecho. Sin embargo, muchas veces se hace a un lado un punto igualmente importante: Que al hacerlo también estamos ayudando a cuidar el medio ambiente.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la agricultura para ser sostenible debe satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras, y al mismo tiempo garantizar la rentabilidad, la salud ambiental, y la equidad social y económica.
Es por ello que con frecuencia los pueblos, familias, pequeños campesinos y comunidades locales indígenas son los custodios más importantes para la protección de la naturaleza.
No obstante, en la actualidad los productores mexicanos que se dedican al cultivo del cempasúchil se encuentran en una situación compleja, con lo que se amenaza también la identidad y la herencia familiar del cultivo de esta costumbre que acompaña el festejo del Día de Muertos.
Al respecto, Álvaro Sánchez Velasco, agricultor en San Antonino Castillo Velasco Ocotlán -una región de valles centrales de Oaxaca-, quien tiene más de 50 años trabajando la tierra y sembrando la flor de cempasúchil, menciona:
“Nosotros plantamos la flor de cempasúchil aún de forma tradicional, es decir, cuidamos nuestras tierras al brindarle unos meses de descanso y la fertilizamos con abono orgánico de nuestro ganado y con la ceniza que se produce en nuestras casas”.
El cempoaxóchitl es una flor perteneciente a la familia compositae y al género tagetes que es endémico del continente americano y se compone de 58 especies, de las cuales 35 habitan en México.
Con orgullo cuenta a El Sol de México que lo hace como le enseñó su papá desde los trece años (hace cinco décadas):
“La flor que sembramos es de la semilla que cuidamos y seleccionamos año con año, esta semilla que tengo es la que mi papá sembraba en los años setentas”.
Según cifras del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), Oaxaca se encuentra dentro de los 10 estados de mayor producción de Cempasúchil con 43 mil hectáreas sembradas.
Cómo identificarlas
Para reconocer la especie sustentable es importante observar el largo, ya que las especies varían en tamaño, pero van desde los 10 centímetros hasta más de dos metros de altura, con un ancho superior a los 5 centímetros.
Su venta es común en ramos. Asimismo, un componente particular es el olor y que la Marigold se vende en macetas pequeñas y sus semillas son incapaces de germinar.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) resalta que la agricultura tradicional de México no es sólo una actividad económica, pues está profundamente vinculada con nuestra concepción de la vida y de la muerte.
“Mi familia se dedica a la siembra de la flor y el trabajo de la tierra para producir alimentos, y hace medio siglo nosotros vendíamos la flor a diferentes estados, como Puebla y Ciudad de México, para comprar nuestra producción. Pero actualmente se ha masificado la producción de la flor Marigold (China) y esto ha afectado a la economía de nuestro pueblo y al cuidado del planeta”, manifestó.
Señala que ahora sólo siembran para venta en la misma región y que aunque el ingreso económico es importante, no se puede competir con las grandes empresas que también siembran esta flor.
Ante su relevancia económica y social, la SADER realiza acciones para resguardar y conocer más de esta planta y otros cultivos originarios de nuestro país. Con ese objetivo fue creado el Comité Sectorial de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura, además de que se trabaja en el desarrollo del Programa Nacional de Semillas 2020-2024, así como en el impulso al Proyecto Nacional de Plantas Nativas.
“Todos tenemos el derecho a vender y trabajar la tierra, pero por desgracia los que siembran cantidades en terreno grandes, no le dan descanso ni cuidado al campo. En los pueblos cuidamos nuestra Madre Tierra porque así como ella nos da para mantenernos así nosotros tenemos que atender de ella”, sostuvo.
También afecta el precio que los grandes productores ofrecen de la flor, pues las personas fuera de los pueblos de campo sólo compran la flor para cumplir y no por el significado e importancia de utilizar esta flor:
“Nosotros compramos las flores más bonitas y del color de la flor de Cempasúchil no importando el precio, pues es algo que sólo se hace una vez por año”.
Remarcó que se ocupa la flor de cempasúchil porque sus abuelos y papás les decían que las ánimas se guiaban por el aroma fuerte y característico de la planta. “Es este aroma que guía a los muertos que nos visitan”, indicó.
“Quienes no siembran esta flor, sólo se orientan por el precio. Pero nosotros cuando compramos flor de cempasúchil, elegimos las flores que tengan el mismo color naranja fuerte, y que posean un aroma vigoroso” .
En la región se conserva el cultivo de cempasúchil porque es una actividad familiar, por ejemplo, el hijo de Álvaro también trabaja y cuida la tierra, él es estudiante pero también conoce del agro. Y también participa en la puesta del altar de muertos.
Al respecto, cuenta la leyenda que durante la época prehispánica, cuando alguien moría, su viaje era acompañado con pequeñas flores amarillas adornando su tumba, como mirando al sol, atrapando el calor entre sus pétalos; tonalxochitl era el nombre de la flor.
Después, tras su paso por el valle, los mexicas se vieron seducidos por esta forma de despedir a sus muertos; sin embargo, la flor les parecía pequeña, así que durante años trabajaron su cultivo transformando veinte de esas pequeñas flores en una sola: así nació cempōhualxōchitl, que en náhuatl significa “veinte flores”.
En esta temporada lo que acompaña a la flor de Cempasúchil es la Flor de Gallo, a la que se le considera así porque se parece a la cresta de dichos animales.
“Aquí en el pueblo se siembran las flores que ocupamos más (Rosas, Flor de Nube, Penumbra, Gladiolos) pero también algunos siembran otros tipos como el Girasol, además de frutas y verduras. Como te decía trabajamos y cuidamos el campo”, concluyó.