El Comité de Salud, al cual están integrados los paramédicos, a estas alturas debe sentirse satisfecho por el primer objetivo, totalmente alcanzado; no solo se trató de obtener los recursos para adquirir un desfibrilador nuevo, sino de ponerlo al servicio de las ligas de veteranos que tienen por casa los campos de la SAGARPA. Sí, el mencionado aparato tecnológico, días atrás ya cumple su misión en manos de los paramédicos.
Bueno, es da motivo para el aplauso de esta entrega, porque los paramédicos, fueron capacitados para el uso del desfibrilador, por el doctor Juan Martínez Barrera y a su vez quien encabeza el grupo de paramédicos ha continuado la labor de transmitir esos conocimientos a otros de sus colegas. Ojalá que jamás veamos en acción que lo utilicen, pero más vale tener a la mano ese tipo de auxilio porque muchos jugadores estarán expuestos a una situación coronaria de alto riesgo que pueden salvar mediante el desfibrilador.
No está demás insistir una vez más en que los directivos de todas y cada una de las ligas, están obligados a proteger a sus agremiados, cumplir con los acuerdos relacionados con la prevención, para ello deben de contar con el total apoyo de sus delegados, que estos a su vez insistan en convencer a sus jugadores en seguir las reglas de salud que exigen las características de la práctica de este deporte. Aquí cae como anillo al dedo el pasaje bíblico que apunta “ayúdate que yo te ayudaré”.
Otro aplauso es para el silbante Luis Martín Salcedo, quien luego de larga ausencia ha vuelto a las canchas. Durante la jornada de los juegos del recuerdo de diciembre, él fue quien dirigió el partido estelar, al terminar platicamos brevemente, lo exhortamos a que se desempolvara porque hacen falta silbantes en las diferentes ligas. Luis Martín, en su labor arbitral, sin duda alguna que ha sido uno de los mejores, sin menospreciar a muchos otros que también han estado a su altura. Personalidad, buen criterio, amable pero enérgico, nos recuerda a Aniceto Carrillo.
Ahora vamos a los chiflidos.
Mire usted, reglas del balompié rigen por parejo para todos sus practicantes, desde niños hasta los veteranos, no es posible que se apliquen de manera especial o diferente, pero en algunos casos se pueden adecuar para ser mucho más rígidas con la finalidad, por ejemplo, de proteger a los jugadores. Meses atrás, por lo menos eso fue lo que se acordó, que, a nivel veteranos de 65 años en adelante, todo tipo de barridas sería sancionado, es decir, no solo la que se dan a espaldas del jugador que conduce la pelota, sino en todos los casos, de frente y de lado.
Por lo visto no hay buena comunicación entre delegados y sus jugadores o a estos se les olvida, incluso sabemos que la mayoría de los silbantes desconocen ese detalle. El sábado pasado, hubo una jugada de esas que se les cataloga como de “entrada con exceso de fuerza”. Sabemos perfectamente bien que nuestro buen amigo Jesús María Angulo, es todo un caballero dentro y fuera de la cancha, estamos seguros que jamás tuvo la intención de dañar al portero Raúl Ocaranza, pero también estamos seguros que no estaba enterado de que las barridas, menos que como esa, son sancionadas con expulsión, situación que se dio hasta que el silbante vio lo las consecuencias de la acción.
Bueno, los chiflidos no son por ese accidente, porque sin duda eso fue, un accidente, dados los excelentes antecedentes de Chema Angulo, los chiflidos con para quienes se atreven a solicitar que determinado silbante no dirija sus encuentros, basados en que, desde su punto de vista, se ven perjudicados por sus determinaciones bajo el pretexto de que a nivel de veteranos, las reglas deben de aplicarse de forma más benévola. ¡Mangos!, todo lo contrario, como queda demostrado el hecho de prohibir las barridas y otro tipo de acciones que pongan en riesgo a los jugadores. Desafortunadamente en las ligas de veteranos, es donde los árbitros tienen que luchar más por tantas reclamaciones, por lo menos eso es lo que en lo personal me han pasado al costo los hombres de negro.
En lo personal, creo que, en este último aspecto, deben de poner un alto a esos jugadores que se la pasan reclamando y culpando a los árbitros de parciales hacia determinado equipo. Al respecto, le pasamos al costo, que de acuerdo al reglamento, ni siquiera el capitán tiene la opción de reclamar de manera airada, mucho menos el resto de los jugadores. El capitán es un interlocutor entre el silbante y su equipo y debe dirigirse a él para dialogar comedidamente y con respeto. Échenle una ojeada a los reglamentos. Tenemos a la mano un manual sobre el tema llamado las 10 funciones básicas de un capitán, le pasamos al costo la última y saque usted sus conclusiones: su deber es ayudar al colegiado, a su protección y a que el partido se desarrolle con normalidad de principio a fin. Ser un ejemplo ante el colegiado, comunicación formal con él, y evitar que algún compañero interactúe de manera incorrecta con el árbitro.
¿Así o más claro?
Antoniovelazquez13@hotmail.com