En 2022, la economía mexicana registró la tasa de inflación más alta de los últimos 22 años.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al cierre del año pasado el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró una variación anual de 7.82 por ciento.
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Este dato fue resultado de un alza de precios en alimentos y bebidas, al igual que productos pecuarios.
La inflación reportada por el organismo quedó por debajo del consenso de especialistas consultados por Citibanamex, quienes estimaron un nivel de 7.88 por ciento.
Sin embargo, algunos analistas refieren que la mayor parte de esta inflación es “importada”, debido a que a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania se disparó el precio de diversos alimentos y energéticos.
“El problema de inflación originalmente es por temas de oferta, restricciones en transporte de mercancías o cierre de fábricas, tanto en México como Estados Unidos. Luego se complicó con la guerra de Rusia y Ucrania, que implicó presiones en costos de energéticos”, según Alonso Cervera, economista en jefe de Credit Suisse para América Latina.
De acuerdo con los datos del Inegi, la tasa inflacionaria de diciembre fue mayor a la registrada en el mes previo, la cual alcanzó un nivel de 7.80 por ciento.
En su comparación mensual, los productos que más presionaron a la inflación fueron el chile serrano, servicios en loncherías, fondas, torterías y taquerías, refrescos, jitomate y vivienda propia.
Esta alza de precios fue más notoria en entidades como Campeche, Aguascalientes, Puebla, Tlaxcala y Guerrero.
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Según las proyecciones del Banco de México (Banxico), será hasta el primer trimestre del 2024 cuando se alcanzará el rango objetivo de entre dos y cuatro por ciento.