Sin lugar a duda, El sinaloense es una de las canciones más icónicas del regional mexicano, pero muy pocas personas conocen su origen.
Inicia el son del regional mexicano que ha conquistado fama mundial desde la década de los 40, y es bajo el título de “El Sinaloense” que todos lo reconocen.
Aunque muchos podrían pensar lo contrario, esta emblemática canción no brotó de la pluma de un oriundo de Sinaloa, sino de la brillante mente de un destacado cantautor de la música regional mexicana: Severiano Briseño Chávez, nacido en San Luis Potosí.
Te preguntarás cómo alguien proveniente del corazón de México logró dar vida a una canción que exalta las raíces de Sinaloa.
La respuesta se revela en una interesante travesía, mientras la banda liderada por Briseño, acompañado por los hermanos Guillermo y Rafael Samperio, el famoso Trío Tamaulipeco, se encontraba en una gira por tierras sinaloenses, según la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM).
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En esos recorridos, entre acordes y emociones compartidas con el público sinaloense, surgió la inspiración que dio origen a esta emblemática pieza musical.
El encuentro con la esencia de Sinaloa, la fuerza de su gente y la magia de sus tradiciones, se entrelazaron en la mente creativa de Briseño, y así fue como “El Sinaloense” nació para enaltecer y honrar la tierra que le abrió las puertas con cariño y que, paradójicamente, marcó un hito en la música regional, trascendiendo fronteras y generaciones.
La historia detrás de El sinaloense
La historia de Severiano Briseño es una de notable creatividad y éxito en el mundo de la música regional mexicana.
A lo largo de su carrera artística, compuso temas que dejaron huella, como “El toro requesón”, “Caminito de Contreras”, “Ya lo pagarás con Dios” y “Los tarzanes”, entre otros, los cuales fueron interpretados con pasión por la famosa Lucha Reyes.
Sin embargo, fue con su magistral obra “El Corrido de Monterrey” que alcanzó un punto cumbre en su trayectoria, lo que le valió el reconocimiento y título honorífico de “El Hijo Predilecto” en Nuevo León, en agradecimiento a la conmovedora melodía que ensalzó a la tierra regia.
Un giro del destino llevó a Briseño y al Trío Tamaulipeco a Estados Unidos, pero en su camino, una tormenta los dejó varados en Mazatlán el 10 de octubre de 1943.
Fue allí, mientras se presentaban en la famosa cantina “El Torito Machado”, propiedad de Don Nacho Velarde, que se entrelazaron los hilos del destino con una solicitud especial.
Un amante de Navolato, llamado Óscar Malacón López, se acercó a Severiano con un deseo en mente: quería que le escribiera un corrido dedicado a su amada tierra, de manera similar al inmortalizado “Corrido de Monterrey”.
Curioso por la idea, Severiano indagó sobre qué le encantaba de Sinaloa, a lo que respondió “sus mujeres y la tambora…”. Entonces, Óscar le animó, diciendo: “¡Hazle un corrido a Sinaloa! ¡Emparéjanos!”
Aunque el grupo dejó el puerto de Mazatlán, Briseño no olvidó su promesa y se embarcó en la creación de una nueva joya musical.
Inspirado por la conversación en el bar, la canción comenzó con las evocadoras palabras: “Desde Navolato vengo”. Así nació “El Sinaloense“, una oda a la hermosa tierra de Sinaloa, cuyos acordes y letra conquistarían los corazones de generaciones venideras y trascenderían fronteras.
Letra de El sinaloense
Me dicen que soy arriero, porque les chiflo y se paran
Si les aviento el sombrero, ya verán cómo reparan
Ay, ay, ay, ¡ay, mamá, por Dios!
Que me toquen el “Quelite”, después el “Niño perdido”
Y, por último, “El torito”, pa’ que vean cómo me pinto
Ay, ay, ay, ¡ay, mamá, por Dios!
Todos me dicen “el negro”, en negro, pero con suerte
Porque, si me salta un gallo, no me le rajo a la muerte
Ay, ay, ay, ¡ay, mamá, por Dios!
Que me toquen el “Quelite”, después el “Niño perdido”
Y, por último, “El torito”, pa’ que vean cómo me pinto
Ay, ay, ay, ¡ay, mamá, por Dios!
Sabrosita, sabrosita
Y que viva Sinaloa
Y busco una que ande sola y que no tenga marido
Pa’ no estar comprometido cuando resulte manzona
Ay, ay, ay, ¡ay, mamá, por Dios!
Que me toquen el “Quelite”, después el “Niño perdido”
Y, por último, “El torito”, pa’ que vean cómo me pinto
Ay, ay, ay
Los intérpretes más populares
Fue en un centro nocturno de Guadalajara, Jalisco, en el año 1944, donde “El Sinaloense” se presentó por primera vez a cargo del Trío Tamaulipeco.
Desde el momento en que resonaron sus acordes, el público lo aclamó y solicitó con entusiasmo, convirtiéndolo en el tema más destacado de esa inolvidable velada.
Poco después, en el año 1945, el Trío Tariácuri también lo interpretó en un programa de radio nacional, llevando la melodía aún más lejos a través de las ondas del país.
Sin embargo, la consagración internacional del tema llegó cuando la banda oriunda de Culiacán, Los Guamuchileños, lo incorporó en su repertorio.
A partir de ese momento, “El Sinaloense” se erigió como una de las mejores composiciones del género, conquistando corazones y trascendiendo fronteras.
Desde su debut público, “El Sinaloense” ha sido interpretado por innumerables artistas, cada uno impregnando la canción con su estilo único. Entre los más destacados se encuentran Lupillo Rivera, Lola Beltrán, El Charro Avitia, Chayito Valdez, los Hermanos Záizar, Juan Gabriel, Luis Aguilar, María de Lourdes, Rozenda Bernal y Piporro, por mencionar algunos. Mariachis, tríos y bandas de regional mexicano reconocidas de México también han honrado esta emblemática composición con sus propias versiones, llevando la esencia del son regional a diferentes rincones del mundo.
Además, no podemos dejar de mencionar a los talentosos músicos y bandas independientes que han abrazado la canción, explorando distintos géneros musicales y ofreciendo interpretaciones únicas.
Un ejemplo notable es la versión heavy metal creada por el sonorense Omar Zaid Duart, demostrando que “El Sinaloense” sigue resonando en diversos estilos y manifestaciones artísticas, manteniendo su espíritu vivo y vigente en la diversidad musical contemporánea.