Tiempos Políticos | Los íntimos secretos del poder que empuña Rocha – El Sol de Sinaloa

En apariencia, el gobernador Rubén Rocha Moya midió el desempeño de los integrantes de su gabinete con un mismo rasero, pero hombres y mujeres quedaron en alerta y no están en condiciones de darse el lujo de abandonar ese estado que les puede quitar el sueño, cuando en las intimidades del poder, que se hizo para ejercerse, aplicará resoluciones firmes y hasta despiadadas.

Ya lo demostró el principal huésped de Palacio de Gobierno, previo al arribar a su primer año de gestiones. En el camino, bajó a varios.

Si a la vista, antes de calificar la eficiencia de 11 de los funcionarios de primer nivel, el mandatario con justa razón, puso contra las cuerdas a la secretaria de Educación Pública y Cultura, Graciela Domínguez Nava, porque se durmió en días de emergencia meteorológica al dejar en riesgo a miles de estudiantes que debieron quedarse en casa. Entonces, en los laberintos de las relaciones, las cosas se antojan tronantes.

La única verdad que anticipó, es que nadie tiene seguro el cargo.

Ello antepone, que aunque el oriundo de Batequitas, no pretendió “asustar con el petate del muerto” a sus subordinados al señalar que saldrán incluso quienes trabajaron bien y se quedarán los que lo hicieron mal. Finalmente aquellas figuras que presentaron saldos negativos, seguro se colocaron en automático, a un paso del cadalso. Sería anormal asumir lo contrario.

Las expresiones del Ejecutivo fueron para no exhibir a nadie.

Es evidente que la titular de la SEPyC no tiene nada que hacer en la silla. Su campo fuerte son las pasarelas políticas y sociales en las que destaca por su experiencia, vanidad y egolatría.

Sufre de un enfermizo afán de subir a las redes sociales los platillos que consume en restaurantes y presume el hambre y la sed con la que cuenta para mostrar que actualmente carga en sus manos y sus bolsos, suficientes dosis de poderío. Y cuidado con quien se le ponga enfrente.

Para darse los gustos, que no podía hace años.

Se atiene al salvoconducto que la afianza en el Congreso del Estado y del que hace alarde.

A Enrique Inzunza Cázarez, el gobernante ni siquiera lo mencionó. Ese detalle lo ubica como el intocable pese a que no se diga porque es su brazo en casi todas las acciones como secretario General de Gobierno del Estado.

De Enrique Díaz de la Vega se sabe poco. Empero, lo enalteció como un tipo con iniciativa en la Secretaría de Administración y Finanzas, que toca puertas en dependencias federales para sacar logros que atañen a su encomienda.

En un sitio muy similar estacionó al de Economía, Javier García Coppel que lo catalogó como movido en la Secretaría de Administración y Finanzas, pese a que su trayectoria, mayormente la desplegó en el sector privado.

Con María Inés Corral, la sustituta de Ruth Díaz, a la mejor le ganó el aprecio, dado que aceptó que es más activista, no obstante, funciona como secretaria de Bienestar, lo que también es muy probable que suceda con la de Pesca, Flor Emilia Guerra, contra quien reveló que no conocía ni los camarones cuando le extendió el nombramiento respectivo.

Al más dinámico, consideró al de Obras Públicas, José Luis Zavala Cabanillas y a quien tiene a la mano en la oficina contigua al auditorio donde realiza las conferencias de prensa Semanera. Cierto que también lo reprende, más aceptó que es quien anda a las carreras y con más trabajo.

A María Teresa Guerra Ochoa, la estableció en un peldaño de quien diseña –de manera comprometida- estrategias en beneficio de las damas. Sin recordar, que durante su campaña de proselitismo, accionó como una pieza de crítica dura y hasta cierto punto opositora.

Para Rubén Rocha Moya, aprobaron su estadía igualmente Cristóbal Castañeda, Cuitláhuac González y Guadalupe Ramírez Zepeda, secretarios en este orden, de Seguridad Pública, Salud y Transparencia.

Pese a que dio a conocer los casos en una línea del uno al 11, para el caso, se citó lo que manifestó de cada una de las personalidades.

En este contexto, Jaime Montes, secretario de Agricultura, dio negativo y en ese tramo de las opiniones del gobernador, salieron a flote los choques que resuenen en las entrañas del Gobierno del Estado.

A tal grado que todo indica que este colaborador, de quien se supone goza de una amistad estrecha y directa con el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, no le habla siquiera a su jefe en la entidad.

Ni siquiera por teléfono para atender o informar sobre el curso que llevan las demandas de los productores agrícolas sinaloense.

Lo que refleja, que en el interior se guardan secretos políticos familiares, que harán temblar al más macizo de los actores.

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