El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) eligió este domingo como presidente al brasileño Ilan Goldfajn, quien prevé centrarse en combatir la pobreza y el cambio climático con una crisis económica mundial como telón de fondo.
“Por primera vez en la historia, el BID será presidido por un brasileño”, elegido con el 80 por ciento de los votos, tuiteó el ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes.
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El poder de voto de cada país varía en función del número de acciones. Los tres principales contribuyentes del BID son Estados Unidos (30 por ciento del capital), Brasil y Argentina (11,4 por ciento cada uno).
Argentina retiró a su candidata Cecilia Todesca Bocco y apoyó al de Brasil.
“Acordamos y sumamos al consenso mayoritario y Argentina logra dos puestos claves, la vicepresidencia y la gerencia de infraestructura más el instituto de género”, informaron fuentes oficiales argentinas a la AFP, que precisaron haber apoyado al candidato brasileño.
De modo que solo quedaban en liza, aparte del brasileño, el de México, Gerardo Esquivel, que obtuvo el 8,21 por ciento de los votos; el de Chile, Nicolás Eyzaguirre (9,93 por ciento); y el de Trinidad y Tobago, Gerard Johnson (1,61 por ciento), informaron fuentes diplomáticas a la AFP.
En un comunicado, el BID anunció la elección de Goldfajn durante una reunión extraordinaria de la asamblea de gobernadores en la sede del banco en Washington, con delegaciones que participaron en persona y de manera virtual.
“Como presidente, Goldfajn supervisará las operaciones y administración del banco, que trabaja con el sector público de América Latina y el Caribe”, señala.
Además presidirá los directorios ejecutivos del BID y de BID Invest (que trabaja con el sector privado de la región) y liderará el comité de donantes de BID Lab, el laboratorio del Banco para proyectos de desarrollo innovadores, detalla.
El gobierno de Joe Biden felicitó al brasileño por su nombramiento al frente de un banco que “juega un papel vital en la promoción del bienestar económico, social y ambiental” de la región, informó el Departamento del Tesoro en un comunicado.
Pobreza y clima
“Estados Unidos espera trabajar con el presidente Goldfajn para implementar el conjunto de reformas que los accionistas han establecido para impulsar el desarrollo sostenible, inclusivo y resiliente, crecimiento liderado por el sector privado, ambición climática y mejorar la eficacia institucional del BID”, añade.
Las prioridades de Goldfajn para los próximos cinco años como presidente son la lucha contra la pobreza y la desigualdad, no solo de renta sino también de género, el cambio climático y la inversión en infraestructura física y digital, según declaró esta semana en entrevista con la AFP.
“El próximo presidente va a tener que enfrentar un BID que tiene la moral baja, con muchos conflictos, mucho más ideológico, que necesita reenergizarse” pero “esto es tanto un desafío como una oportunidad”, declaró el brasileño.
Anticipó que deberá “trabajar con gente que viene de un periodo muy conflictivo”. Goldfajn sustituye en el cargo al estadounidense Mauricio Claver-Carone, destituido en septiembre por quebrantar las normas favoreciendo a una empleada con la que mantenía una relación sentimental y cuyo mandato estuvo envuelto en polémica.
Goldfajn, de 56 años, quiere convertir al BID en la “institución multilateral más importante de la región” y considera esencial que el presidente sea “independiente, no partidario”.
Aunque su nombre sonaba como favorito desde que se presentó al puesto, se desconocía si contaba con el visto bueno del presidente electo brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ya que fue designado por el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien perdió las elecciones.
“No hay nadie en Brasil con objeción a mi nombre”, aseguró hace tres días Goldfajn, quien era hasta ahora jefe del departamento para América Latina del Fondo Monetario Internacional (FMI), puesto que queda vacante y de gran importancia para la región.
“Liderazgo”
La institución creada en 1959 debe además optimizar los recursos que ya tiene antes de aumentar el capital y recuperar “el liderazgo”, según él, porque se avecinan tiempos difíciles que no se sabe cuánto durarán, con una inflación galopante impulsada por la guerra en Ucrania, tasas de interés al alza y una desaceleración económica mundial que amenaza con echar abajo la recuperación pospandemia.
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Pese a los vientos desfavorables, Goldfajn se topa con una región con “tremendas oportunidades en las áreas de digitalización. crecimiento inclusivo, sostenibilidad y muchas más”, declaró el viernes Jason Marczak, director sénior del Centro Adrienne Arsht para América Latina, del Atlantic Council, en un acto organizado por este grupo de reflexión.