La conversación en torno a las desigualdades laborales entre mujeres y hombres existe desde hace incluso décadas pero los pocos avances tardan en materializarse. Rompe la brecha, un libro de la abogada mexicana Norma Cerros, quien lleva años investigando sobre este asunto, puede funcionar como guía al respecto.
“En la conversación ya muchas personas y organizaciones saben que no es políticamente correcto estar en contra de la igualdad de género pero a la hora de verlo traducir en acciones es donde se queda muy corto”, dice la también creadora de Womerang, una plataforma enfocada en el empoderamiento de mujeres y equidad de género.
La autora considera que si bien el discurso avanza -al menos desde algunos sectores-, no lo hace de manera equilibrada y que además falta traducirlo en acciones concretas.
Y este libro, dice, es una manera de acercarse al estado de la cuestión, saber cómo ha ido evolucionando la problemática y tratar de accionar para que cambien las cosas.
“La invitación es a que se den la oportunidad de desaprender, de ver estos datos y aprender que individualmente podemos vivir una realidad, pero luego es algo que nos pasa a todas y es parte de un problema sistémico, porque ni tú ni yo tenemos los 136 años que nos dice el Banco Mundial que vamos tardar en cerrar la brecha de género”, lamenta.
Y es que la participación de las mujeres en la fuerza laboral de México es una de las más bajas entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de Latinoamérica.
Solo 43 por ciento de las mexicanas en edad de trabajar están en la población económicamente activa (PEA) frente al 75.5 por ciento de los hombres, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Mientras los hombres han recuperado el nivel de trabajo previo a la pandemia, las mujeres enfrentan un déficit de 1.14 millones de empleos al cierre de 2021, de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La brecha salarial de género es del 13 por ciento, es decir, por cada 100 pesos que ingresa un hombre por un empleo, una mujer recibe 87, detalló el Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO) en marzo pasado
Con estos datos, y muchos otros expuestos por la autora, se invita a las mujeres, principales destinatarias de este libro, a cuestionarse sobre su lugar.
“Me hubiera encantado tener algo así, un tipo de guía, de herramienta que juntara el conocimiento y además me diera algo de esperanza”, dijo, matizando que las situaciones en las que cada una es consciente de que la meritocracia y el esfuerzo no funcionan igual para ellas que para los hombres son diversas.
Para ella, ese momento se dio cuando fue madre:
“Lo más doloroso para mí fue el sentirme defraudada, el sentir que me dieron la fórmula de mentira de que si seguías la meritocracia, si sumabas puntos en la escuela, diplomas y experiencia ibas a llegar y tener los resultados que tienen la mayor parte de los hombres”, destaca.
Una brecha profunda
Y la brecha se hace más grande en México que en otros lugares, el machismo arraigado que llega a lugares tan oscuros como los feminicidios -en México son asesinadas más de 11 mujeres cada día, según datos de diversas ONG- también llega a lo laboral.
“(La violencia contra las mujeres) es algo que el gobierno tiene que atender de manera urgente porque no puede existir en el trabajo si no existimos las mujeres. Yo creo que en ese sentido la violencia de género es mucho más grave y normalizada (en México que en otros países)”, dijo la autora.
“Donde tenemos una mayor posibilidad creo de generar el cambio de manera más concreta es en el ámbito individual y particularmente las mujeres. Me refiero a cómo podemos empezar a conversar sobre esos temas, cómo empiezo a cuestionarme si mis decisiones las estoy tomando con base a una creencia o estereotipo o cómo invito a otros a hacer lo mismo”, detalló.