El sábado 1 de octubre por la noche, mientras todos los morenistas que desgobiernan Culiacán soñaban con el evento partidista del domingo, el intérprete Peso Pluma se lucía en el 8 Music Fest con un narcocorrido dedicado al Chapo Guzmán y a sus hijos. El evento, si bien al parecer no recibió recursos públicos, sí fue difundido ampliamente por el Ayuntamiento de Culiacán en su cartelera de festejos del 491 Aniversario de la capital.
La idea fue del director de Cultura Municipal, Alonso Ramírez Reyes, quien se encontraba en el evento esa noche y fue testigo del exabrupto que alcanzó resonancia nacional e internacional, pues que en la capital del “culiacanazo” y en el mes “del jueves negro”, hacer un homenaje a estos personaje con la complacencia de funcionarios, no es más que apología del narco.
Alonso no fue para parar el concierto, pues su defensa burda fue que todo se salió de control debido a los organizadores, quienes ya tuvieron tiempo de echarse la culpa. Lo cierto es que quien debería ejercer la capacidad de reacción, es nada más y nada menos que Juan de Dios Gámez Mendívil, el ahijado y alcalde suplente de Culiacán.
Es hora que Juan de Dios no sale a enfrentar a los medios, tan sólo este miércoles canceló, pero eso sí, se vio en un recorrido durante el martes por la tarde al lado del gobernador Rubén Rocha Moya. Debe esperar a que el escándalo se diluya para poder decir que no fue su culpa, sin asumir responsabilidades. ¿No le informó Alonso Ramírez, si él estaba ahí, escuchando a esa hora? ¿Les importó más la alfombra roja de Morena del domingo?
A casi cuatro meses de asumir el poder en la capital, ya comienzan a vérsele las costuras a Juan de Dios, comerciantes refieren a esta casa editorial que no resuelve, que es el gobernador el que manda, pues las peticiones que le tocan al municipio, se han gestionado por parte de Gobierno.
Mal hace el ahijado en irse a amparar al regazo de su padrino cada que tenga un problema en la ciudad, la capacidad de respuesta y gestión deben venir del presidente municipal.
No basta un comunicado insulso para explicar que alguien se brincara las trancas, bajo la consabida frase de condenación, sino de aplicar correctivos en las áreas que permitieron que “las cosas se salieran de control”. ¿O espera que Rocha salga a defenderlo en la semanera?
OLEGARIA LA ALUDIDA
Otro evento al viejo estilo del PRI que se realizó el sábado 1 de octubre fue el informe autocomplaciente de la diputada de Morena, Olegaria Carrasco Macías, quien respondió desde su presídium a la crítica oportuna que hicimos en las páginas de nuestro semanario, en el sentido que ella nunca ha presentado ninguna iniciativa ni mucho menos exhorto en la Cámara de Diputados.
Dijo que no era ninguna “calientacurul” para enseguida decir que votó en los 170 asuntos que llevó el Congreso en un año. Es decir, pasamos de “calientacurul” a “levantadedos”. Ya ni si quiera se saben defender. Lo que sí saben y le entienden bien es a eso de cobrar las dietas y meter seudoasesores para devengar altos sueldos con los cuales andar regalando despensas. Porque eso sí, presumió que ha donado más de 2 mil despensas. Y por algo dicen aquello de que el pobre es pobre porque quiere. No por las políticas públicas mal orientadas.