SAO PAULO. Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro movilizaron a sus miles de seguidores en Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, antes de medir sus fuerzas este día en la electrizante primera vuelta de las elecciones presidenciales, donde la proliferación de noticias falsas fue imparable durante las campañas.
Los últimos sondeos de intención de voto antes de las elecciones dejaron abierta la posibilidad de que el candidato de izquierda, con entre 50 y 51 por ciento del favoritismo, garantice su elección sin necesidad de una segunda vuelta.
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Sin embargo, la campaña se vio empañada por la desinformación que circula sobre el proceso electoral, que ha mutado desde las pasadas elecciones presidenciales de 2018 a videos cortos, sin mucha sofisticación y consumidos a gran velocidad para reafirmar las ideas preconcebidas de los votantes.
Los contenidos falsos han buscado sobre todo deslegitimar el sistema electoral y atacar a los dos principales candidatos, el actual presidente, Jair Bolsonaro, con un 37 por ciento en intención de voto.
A pesar de la voluntad de instituciones y organizaciones de la sociedad civil para evitar que la desinformación contaminara en exceso el debate de las elecciones presidenciales, con la primera vuelta de hoy, los expertos advierten que su diseminación fue imparable.
Especialistas aseguran que en esta campaña, para desinformar, ya no es necesario “presentar datos o afirmaciones falsas”; basta con un recorte de un video real con una descripción engañosa que reafirme las creencias de los votantes, lo que vuelve el panorama “mucho más complejo que en 2018”.
En esta campaña ganaron mucho protagonismo los videos cortos de aplicaciones como TikTok, Kwai, Instagram o YouTube, mucho “más emocionales” que otros formatos y también más complejos de verificar con las herramientas actuales, según Lüdtke.
DESLEGITIMAR LAS URNAS
Las desinformaciones han buscado sobre todo deslegitimar el sistema de votación electrónico, implementado en el país desde 1996 y que nunca tuvo denuncias de fraude comprobadas, pero que ha estado en el ojo del huracán por la desconfianza sembrada por Bolsonaro.
Un análisis del medio argentino Chequeado con información de Aos Fatos, Comprova, Estadao Verifica y Lupa, miembros brasileños de la alianza Latam-Chequea, encontró también que predominaron contenidos engañosos sobre las encuestadoras.
Por ejemplo, un video mostraba una supuesta encuesta en la que no se podía elegir a Bolsonaro como opción de voto, pero en realidad la aplicación no estaba registrada ante la Justicia Electoral, algo que es obligatorio para las encuestas públicas en año de elecciones.
También abundaron grabaciones manipuladas de famosos apoyando a los candidatos y de multitudes abucheando o vitoreando a los aspirantes.
Otras falsedades desinformaban sobre la historia de los aspirantes, como información desactualizada sobre las causas judiciales de Lula, o que no podría participar en las elecciones porque su candidatura fue rechazada por el TSE, algo falso.
CIERRE DE CAMPAÑA
Lula, de 76 años, manifestó su confianza en que la elección se resuelva hoy y prometió que su eventual triunfo servirá para “recuperar el derecho de este pueblo a ser feliz”. El exsindicalista lideró la “marcha de la victoria” al recorrer una arteria cercana a la emblemática Avenida Paulista, escenario de las grandes manifestaciones.
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Sus seguidores ambientaron su llegada con vítores de “¡Brasil, urgente, Lula presidente!” y “¡Jair, hora de salir!”.
A unos cinco kilómetros de allí, Bolsonaro, de 67 años, chaqueta negra y sin casco, encabezó una caravana en moto hasta el Parque Ibirapuera, pulmón verde de Sao Paulo, donde lo aguardaban miles de simpatizantes. A lo largo de la vía, vestían camisetas amarillas y verdes y ondeaban banderas de Brasil, aplaudían, pitaban y pedían selfies con el mandatario.
“¡Lula ladrón, tu lugar es la prisión!”, gritaron los bolsonaristas mientras el presidente cargaba una bolsa con una foto de su rival tras las rejas.