Miembro de una generación que renovó el cine mexicano tanto en la forma como en el fondo, “Jorge Fons es un referente para el cine nacional y de habla hispana por varios motivos”, expone el crítico de esta casa Editorial Gerardo Gil Ballesteros.
El realizador, fallecido la madrugada de este jueves a los 83 años, “pertenece a la generación de jóvenes directores que quieren dar al cine nacional un nuevo rostro. En medio de una industria en la segunda mitad de los sesenta y setenta ya en franca crisis, su generación irrumpe con propuestas nuevas y un cine más comprometido con los social y la pureza cinematográfica. Me da la impresión que tenían una mística sobre el séptimo arte”.
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Títulos como su episodio en Fe, esperanza y caridad, o Los Albañiles, basado en la novela de Vicente Leñero, “hacen un agudo retrato social; esa visión de nuestra sociedad la pudo retratar muy bien en El callejón de los milagros, a partir de la novela de Naguib Mafouz, que supo adaptar muy bien”, agrega.
“Con Rojo amanecer cuenta un hecho histórico trágico, desde la pequeña historia, es decir, no la de los grandes hombres, sino desde una familia de clase media. Sostenido, claro, en el texto de Xavier Robles. En el caso de El atentado, basado en la novela de Álvaro Uribe, es la crisis de un sistema, a partir de un supuesto atentado a Porfirio Díaz, antes de la revolución”.
En cada una de sus películas, su discurso es congruente; “aún en su carrera de TV se notaba una intención de propuestas con proyectos como La casa al final de la calle”, apunta el crítico y profesor.
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La generación de Jorge Fons, a la que pertenecen otros cineastas como los también fallecidos Jaime Humberto Hermosillo y Felipe Cazals, creó escuela para los directores posteriores, “sobre todo la que irrumpe en los noventa. Un cineasta agudo, fino, gran retratista de nuestra sociedad pero siempre sutil y fino. Una gran pérdida, sin lugar a dudas”, finaliza Gil Ballesteros.