En el último día de la Semana Mundial del Agua (WWW, por sus siglas en inglés) que tuvo lugar en la ciudad de Estocolmo, varios expertos del sector privado de Latinoamérica valoran la innovación como una “obligación” para afrontar la crisis del agua en la región.
El especialista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Marcello Basani dijo que en este punto de crisis hídrica, con una sequía especialmente severa que afecta a diferentes puntos del mundo, inundaciones cada vez más frecuentes y falta de agua, “innovar es una obligación” más que un “privilegio”.
Como Basani, varios expertos han viajado desde Latinoamérica a la capital sueca para asistir a la WWW 2022, donde han expresado las mejoras que el sector público y el privado pueden llevar a cabo para lidiar con el estrés hídrico que en estos momentos se sufre a ambos lados del océano Atlántico.
Por ejemplo, promoviendo en el continente una “cultura de innovación” dentro del sector del agua, creando un nuevo “ecosistema” que evite la fuga de start-ups a menudo seducidas por otros rincones del mundo y facilitando una regulación que sea favorable para esas iniciativas.
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“Tenemos que hacer las cosas de manera distinta, más eficiente y más barata; tenemos que hacer más con menos”, insiste Basani, quien lamenta que todavía el sector del agua “está bastante verde en innovación”, e identifica entre las barreras la “falta de organización” en la demanda, es decir, en las empresas de agua y saneamiento.
Explica que estas compañías a menudo “carecen de mecanismos para cambiar el modus operandi, no tienen incentivos internos” y en muchos casos tampoco cuentan con suficiente presupuesto.
Por otro lado, “la oferta se ve castigada” porque no hay muchas actividades que les den visibilidad, argumenta.
“No hay instancias de incubación ni de aceleración y es muy complicado tener capital semilla para pequeñas ‘start-ups’ (empresas emergentes)”.
El especialista recalca en este contexto el trabajo que el BID y Fundación FEMSA realizan en el marco del proyecto “Fuentes de Innovación”, que pusieron en marcha en 2021 precisamente para dar respuesta a estos desafíos.
La labor consiste en generar “espacios de diálogo” entre empresas de agua y empresas emergentes, así como en crear “nuevas herramientas que faciliten la elaboración de planes estratégicos” para los innovadores, entre otras áreas de acción.
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Basani se refiere a varios proyectos innovadores que han surgido recientemente, como una empresa emergente que identifica pérdidas en sistemas de agua utilizando imágenes satelitales, u otra que emplea aprendizaje automático a partir de un análisis con algoritmos de datos históricos para identificar fallas en los sistemas de alcantarillado.
América Latina cuenta con cerca de un tercio del agua dulce disponible en el planeta -mientras que representa menos de un 10 por ciento de la población mundial- y, sin embargo, aún hay cerca de 150 millones de personas en la región que carecen de acceso a agua potable manejada de forma segura, recuerda.
“Muchas de las ciudades más importantes en la región, como Ciudad de México, tienen un agua no contabilizada -el que se fuga o no llega a las casas de alguna manera- de alrededor del 50 por ciento”, asegura el gerente de sostenibilidad de Fundación FEMSA, Carlos Hurtado, quien enfatiza que las fugas son “un gran problema” en Latinoamérica, “especialmente en regiones con un alto estrés hídrico”.
Así, Hurtado recalca la urgencia de innovar porque “los modelos económicos, sociales y ambientales que nos han llevado hasta aquí no nos van a llevar a donde necesitamos ir”, y subraya el papel de “Fuentes de Innovación” para “pensar cómo se pueden hacer las cosas” y salir de la “inercia de prácticas que a lo mejor no son las que necesitamos para el futuro”.