El pasado miércoles 19 de abril, el Senado de la República condecoró a la escritora Elena Poniatowska con la Medalla Belisario Domínguez. La orden de esta medalla de honor se instituyó por el Congreso de la Unión en 1953, para reconocer a hombres y mujeres mexicanas, en vida o post-mortem, que se “hayan distinguido por su ciencia o su virtud, en grado eminente, como servidores de la patria o de la humanidad”, reza el decreto.
Hasta nuestros días, en 72 ocasiones se ha entregado esta honrosa presea. De estas, nueve han sido entregadas a mujeres: Rosaura Zapata (1954); María Hernández Zarco (1963); María Cámara Vales (1969); María Lavalle Urbina (1986); Griselda Álvarez (1996); Julia Carabias (2017); Rosario Ibarra de Piedra (2019); Ifigenia Martínez (2021), y en esta ocasión a la gran Elena Poniatowska, la correspondiente a 2022.
Elena Poniatowska es una de las figuras literarias más importantes e influyentes de México. Su obra literaria y periodística ha dejado una huella indeleble en la cultura mexicana y ha sido fundamental en la representación de la realidad social y política del país.
Nació en Francia en 1932 y se mudó a México cuando era niña, por lo que obtuvo la nacionalidad mexicana. En su juventud estudió Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde comenzó a trabajar como periodista en el periódico Excélsior. A lo largo de su carrera Poniatowska ha escrito más de cuarenta libros, que incluyen novelas, ensayos, cuentos y crónicas periodísticas.
Uno de los temas centrales en la obra de Poniatowska es la lucha de los mexicanos contra la opresión y la injusticia. En sus primeros trabajos periodísticos, se enfocó en la vida de los campesinos y obreros mexicanos, dando voz a aquellos que no tenían una plataforma para ser escuchados. En su libro “La noche de Tlatelolco”, Poniatowska narra los hechos del 2 de octubre de 1968, cuando el gobierno mexicano reprimió violentamente una manifestación estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. El libro se convirtió en un símbolo de la lucha por la justicia y la libertad en México y fue fundamental en la representación de los acontecimientos que condujeron al movimiento estudiantil de 1968.
Otro tema recurrente en su obra es la exploración de la identidad mexicana. En su novela “Hasta no verte Jesús mío”, Poniatowska narra la vida de una mujer indígena en la región de Oaxaca. La novela es un retrato crudo y conmovedor de la vida de las comunidades indígenas en México y se ha convertido en un referente de la literatura indígena.
La obra de Elena Poniatowska ha tenido un impacto profundo en la cultura mexicana y ha sido fundamental en la representación de la realidad social y política de su país. Su compromiso con la justicia y la igualdad ha inspirado a generaciones de mexicanos a luchar por un mundo más justo y equitativo.
Además, su trabajo ha sido reconocido con numerosos premios y distinciones, incluyendo el Premio Cervantes en 2013, el premio literario más importante del mundo hispanohablante. También el Premio Alfaguara en España y el Premio Internacional Rómulo Gallegos; el Premio Nacional de Periodismo, el Manuel Buendía y hasta el Premio Mazatlán de Literatura, entre otros. Recordemos que el Premio Xavier Villaurrutia lo rechazó en 1970, haciéndole la pregunta de “quién iba a premiar a los muertos”, al presidente Luis Echeverría.
En fin, Elena ha ganado títulos honorarios, doctorados y medallas diversas. Esta vez, al recibir la medalla Belisario Domínguez del Senado de la República nos ha regalado un bello e histórico discurso, un pequeño trozo de su gran acervo cultural y literario, alocución que cerró con la repetición de tres veces la gran palabra: gracias, gracias, gracias.